SANGRE OBRERA EN CONQUISTA SOCIAL DE 1917 EN TALLERES

SANGRE OBRERA EN CONQUISTA SOCIAL DE 1917 EN TALLERES 
Por Gerardo Scioscia

Si bien es difícil imaginar cómo habrá sido Lanús antes de tener la mayoría de sus calles asfaltada, servicios de transporte público y otras comodidades como las que actualmente gozamos, es más difícil aún, pensar en cómo habrá afectado la vida cotidiana la huelga ferroviaria y tranviaria ocurrida en 1917, habida cuenta que en esos vehículos se trasladaba la mayoría de los trabajadores que vivían en el antiguo Lanús.  


Hoy contamos con variados medios de locomoción que nos acercan a cualquier punto de Buenos Aires, de modo rápido y cómodo. Sin embargo, no hace muchos años, las distancias por la falta de transporte y una gripe podría ser mortal, porque la atención médica se dificultaba de sobremanera por las distancias que se debían recorrer en busca de un profesional de la salud. En efecto, en 1900 por las calles de Lanús todavía circulaban hombres a caballo, carros de todo tipo y alguno que otro automóvil particular, aunque lo más frecuente era recorrerlas a pie y esta manera de movilizarse no eran suficientemente rápidas, cuando se presentaba alguna emergencia. En ese sentido, tengamos en cuenta que un hombre caminando puede recorrer seis kilómetros por hora, mientras que un carruaje tirado por caballo, alcanza entre 13 y 15 kilómetros en el mismo tiempo. Pero también había por entonces un transporte mucho más rápido; el ferrocarril con sus locomotoras a vapor y los tranvías eléctricos, que lentamente comenzaban a desalojar a los tirados por caballos. 

Por aquel entonces, esos mencionados medios de transporte de pasajeros ya estaban presentes en el pueblo de Lanús y, al tiempo que sirvieron para el transporte de trabajadores a sus ocupaciones diarias, fueron sin dudas, de gran importancia para el progreso de estas tierras, que por muchos años sirvieron de patio trasero a los partidos de Avellaneda y Lomas de Zamora, situación que cambió recién a partir de 1944, cuando obtiene su independencia. Hasta entonces habíamos estado olvidados por las autoridades municipales de Avellaneda donde pertenecíamos. Con calles de tierra, sin luz eléctrica, sin gas la población de Lanús fue creciendo muy lentamente habida cuenta que en 1914 la desocupación alcanzaba dimensiones a la que nunca había llegado. Según datos aportados en ese sentido por el Departamento Nacional de Trabajo, entre 1914 y 1920 hubo en Buenos Aires un aumento global del 73 % en el costo de vida, el que no fue acompañado por una suba similar y esto se tradujo en reclamos y huelgas por parte de la clase trabajadora. 

De todos modos y atraídos por las ventajas que se daban durante los remates de terrenos, fueron cientos los trabajadores que resolvieron trasladarse a Lanús dejando atrás el hacinamiento de los conventillos y casa de alquiler. En la mayoría de los casos , los obreros elegían lugares más adecuados a su presupuesto para comprar un sitio y edificar su casa. Sin embargo, esta ubicación no siempre era la mejor, porque se trataba de tierras bajas, sin mejoras y alejadas de la Capital Federal (hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires) como de Avellaneda o Lomas de Zamora, sitios estos a los que se accedía mediante el ferrocarril o algunas líneas tranviarias que ya funcionaban por entonces, y que facilitaban el traslado da sus ocupaciones diarias . 

 En Villa Caraza, por ejemplo, se podía comprar un lote o una casa desde 8 a 15 pesos por mes lo primero, mientras a lo segundo se accedía por 40 o 60 pesos mensuales. Esas facilidades que hacían atractiva a la oferta, no permitían apreciar el sacrificio que luego debía padecer el comprador, cuando de viajar se trataba. Quienes se instalaban tenían solamente a su alcance el ferrocarril Midland y las líneas de tranvía que circulaban por bulevar Santa Fe hoy avenida San Martín. En cambio, los que disponían de mayor poder adquisitivo buscaban lugares cercanos a esos servicios de transporte , asegurándose un rápido traslado a sus lugares de trabajo, como así también a distintos puntos de la ciudad. De allí que no fueron pocos los que eligieron afincarse a lo largo de la traza de las vías del ferrocarril y de los tranvías. . De todos modos, cuando por distintas circunstancias esas empresas de transporte dejaban de prestar servicios, todos los habitantes de Lanús padecían por igual. Así ocurrió cuando los trabajadores de ambos gremios resolvieron reclamar mejores salariales y se lanzaron a la huelga , dejando de a pie al resto de la población. 

En los primeros años de la guerra 1914-18, la respuesta del movimiento obrero a las duras condiciones de trabajo a la que se encontraban sometidos por entonces fue sorprendentemente moderada. La falta de ración puede explicarse por los severos golpes recibidos durante la los años de preguerra, los efectos de la recesión de 1913 y la temprana repercusión de la guerra, los cuales socavaron la confianza y fortaleza de los obreros para movilizarse. Pero todo comenzó a cambiar a partir de 1916 donde hubo una mayor mediación entre gobierno y los trabajadores en conflicto. En ese tiempo una profunda conciencia de clase, condiciones de vida y trabajo en continuo deterioro y el ejemplo de la revolución rusa de 1917 origino una explosión de descontento obrero generalizado, que duró hasta los primeros años de la posguerra. La inquietud de la clase trabajadora se tradujo en medidas de fuerza como la de los marítimos que terminaron exitosamente. Más tarde le siguieron la de los ferroviarios y tranviarios. 

GOBIERNO RADICAL 

El 12 de octubre de 1916 Hipólito Irigoyen llegaba a la presidencia de la Nación, mientras que en Europa continuaban sonando los cañones que sembraban muertos a ciento. En Lanús, sus vecinos seguían cegando pantanos y soñando con la casa propia. Irigoyen había llegado al gobierno por decisión del pueblo, pero su personalidad tenía aristas duras, frías e incomprensibles. Era un hombre taciturno carente de normas oratorias. Sin embargo, la gestión del caudillo fue firme en el aspecto político, por lo que uno de sus primeros actos de gobierno fue decretar fue decretar la intervención a las 14 provincias en un intento de ¨radicalizar¨ el país. De todos modos su gobierno que contó con el favor de la mayoría, estuvo jaqueado por serios conflictos laborales que desembocaron en la denominada ̈ semana trágica ¨ ocurrida en 1917 y que dejó cuatro muertos y numerosos heridos. 

 Sin embargo, tiempo antes que ocurriera esa feroz represión a los trabajadores de empresa metalúrgica Pedro Vasena, en la localidad de Los talleres- hoy Remedios de Escalada – obreros ferroviarios fueron también reprimidos ferozmente por fuerzas de la marinería, suceso que elegimos para ocuparnos en esta oportunidad , como así también la huelga ferroviaria realizada en solidaridad con los ferroviarios en lucha . En la Capital de la República se estaba acostumbrando a tiros y bayonetas con los movimientos obreros, y los gobiernos se preciaban de hacerlo así como demostración que el gobierno era efectivo. 

En 1902, fueron agredidos violentamente, arrestados y expulsados del país obreros extranjeros en huelga general. Por entonces también se declaró el estado de sitio y se dicto la ley N* 4144, llamada de residencia, al tiempo que se declaraba al derecho de huelga como un hecho delictivo. La violencia contra los trabajadores se repitió en Buenos Aires en 1904 ,1905 y también en 1910 cuando Buenos Aires se disponía celebrar el centenario de la Revolución de Mayo. De todos modos en 1912 y durante el gobierno del doctor Sáenz Peña, unos 10.000 ferroviarios desafiando todo tipo de riesgo inician una huelga que duró 52 días. Hacía tiempo que el personal ferroviario buscaba obtener una reglamentación para el trabajo, el escalafón y las categorías pero esos reclamos fueron recogidos con indiferencia por las empresas inglesas, por lo que decidieron declarar la huelga del tránsito ferroviario en todo el país. Por eso., sus directivos en Londres, apelaron a las influencias que disponían en todo los círculos para que les sirvieran de componedores y es el propio presidente Sáenz Peña quien medió en el conflicto, pero fallando a favor de los empresarios ingleses. 

 Entonces, para desactivar el conflicto impuso acciones disuasivas como por ejemplo, liberar a la patronal del cumplimiento de las normativas legales, poniendo a disposición de esas empresas particulares tropas del ejército, autorizándolas también, a despedir al personal levantado y contratar a otros nuevos. Por su parte el Ministerio de Obras y Servicios públicos de entonces calificaba a los huelguistas de ¨piratas¨ por el simple hecho de reclamar mejores condiciones laborales. Así acosados por las necesidades y completamente sitiados por los poderes del Estado, luego de casi dos meses y sin alcanzar ninguno de los propósitos, se reintegraron a sus labores. 

 Con la llegada de ¨don Hipólito ¨se iniciaba un tiempo distinto para los trabajadores, aunque solo en apariencia. Con ese grado de conflictividad el gobierno radical debió moverse el estrecho margen que le quedaba para la acción conciliadora. El primer conflicto que debió soportar fue el de la Federación Obrera Marítima. En este caso y, a diferencia con las anteriores medidas de fuerza, el gremio y el gobierno buscaban soluciones mediante el diálogo. Las puertas de la Casa de Gobierno se abrió para ese gremio. Allí se presentó el representante de los marítimos Francisco J. García, que tenían libertad de acción para encabezar medidas contra los poderosos intereses que pretendían destruir al movimiento obrero. 

García le explicó al primer mandatario las causas del conflicto entre patronos y trabajadores. Le habló de la vida, penurias, peligros y angustias de los trabajadores marítimos, como también sobre las insalubres condiciones de trabajo a bordo, las extenuantes jornadas de trabajo y los salarios miserables. El gremialista le reclamó los mismos derechos que disfrutan los capitalistas y le recordó que la huelga es un derecho reconocido en toda la sociedad civilizada y que no es un acto de barbarie, un motín o una acción insurreccional. Le aclaró que no le pedía el apoyo del Estado como tampoco debía prestar a los capitalistas, sosteniendo frente a Yrigoyen que el conflicto debía quedar liberado al juego de las fuerzas en pugna, aclarándole que admitían la mediación oficial para procurar una solución, pero no una intromisión a favor de las partes. 

 El presidente impresionado por esos dichos, hizo gestiones ante la patronal pero no tuvo éxito, sin embargo quedaron sin el apoyo gubernamental y librados a su propia suerte. Así, el gremio marítimo finalmente logro el 80% de los puntos reclamado. No fue solamente García el padre de esa victoria, hubo otros actores, pero en este caso destacamos su acción porque, además de vivir en Lanús, murió pobre, ya que en sus últimos días debió ser asistido por algunos amigos y, también, porque fue uno de los oradores que despidieron los restos de los fallecidos en 1917 durante la represión de los ferroviarios en los ¨Talleres". 

 Pero no todas las huelgas que se desarrollaron durante el gobierno de Yrigoyen terminaron del mismo modo. A poco de andar en su mandato unos 130.000 trabajadores se declararon en huelga, siendo el 70% de estos pertenecientes al gremio del transporte. En efecto, a mediados del año 1917 se declararon en huelga los talleres ferroviarios de Rosario y el movimiento de fuerza se propagó rápidamente a otras regionales. Los motivos que impulsaron esa medida eran los de siempre: mejoras en las condiciones laborales y mejor salario. 

DETRÁS DE UN SOLO OBJETIVO 

La huelga comenzó el 24 de septiembre y duró hasta el 18 de octubre es decir 24 días, logrando parar gran parte de la actividad económica. Al movimiento se adhirió incluso, ¨hasta el personal burocrático inferior¨, según cuenta en su ¨Historia del Ferrocarril del Sud 1861-1936¨William Rodgin. Este personaje no era otra cosa que un escriba a sueldo de los directivos ingleses de esa empresa ferroviaria y de allí su postura, en relación a la medida de fuerza. Cuenta que ¨el personal consideraba al gobierno, como hostil a las empresas de ferrocarril y por ende inclinados a favor de ellos¨. A modo de ejemplo relata que ¨cuando el personal del Ferrocarril Central Argentino incendió el material rodante, y cometió otros actos de violencia, la tropa enviada para proteger a la propiedad de la empresa no lo hizo porque tenía instrucciones de no intervenir si no hubiese previamente un ataque¨. 

 Agregó en su relato que ¨ eso trajo como consecuencia una situación anómala, pues el personal conociendo esas disposiciones que fueron publicadas, bien pronto llegó a cometer actos que fue menester reprimir haciendo uso de las armas¨. En otro párrafo deslinda la responsabilidad de la empresa que representaba diciendo sobre la huelga que ¨estalló en las líneas del Estado, de modo que no podrá argumentarse que fuera consecuencias vigentes en las líneas de propiedad particular ¨. Las empresas ofrecieron resolver la huelga mediante el arbitraje, pero el personal lo rechazó. La medida de fuerza tenía como objetivo conseguir mejoras en los sueldos y horarios de trabajo, esto último bajo la forma de una reclamación adecuada y reclamada desde tiempo atrás. En solidaridad con los ferroviarios los trabajadores de la empresa ¨Tranvías Eléctricos del Sud ¨declararon un cese de actividades, al igual que los de los Tranvías al Puerto 

Para el periódico La Comuna del 11 de octubre, esa medida de fuerza creaba ¨una serie de dificultades a los pueblos circunvecinos de la Capital Federal, especialmente en razón que en ellos habitaban grandes cantidades de trabajadores y empleados cuyos talleres u oficinas desarrollaban actividades en la susodicha metrópoli¨ responsabilizando de ello a la falta de trenes y tranvías. Por eso se quejaba que ¨el paro general ha dejado a las poblaciones correspondientes hasta Temperley completamente incomunicadas con la Capital¨. También con el cese de actividades de los tranvías al puerto dejaba de a pie a entre otros vecinos, a los de Edén Argentino. Pompeo, Caraza, Vila Internacional y Villa de los Industriales¨. 

Sobre esa situación explica que ¨pasado el primer momento, cada habitante se ha ingeniado en la mejor forma posible para subsanar ten grave deficiencia, valiéndose de diversos medios de locomoción, desde la democrática y rigurosa infantería hasta el auto particular, por no haberlos de placeros¨. La paralización del transporte hizo que quienes alquilaban vehículos hicieran su agosto, al poner en circulación desvencijados carretones que ¨solo aparecían en la vía pública los días dedicados a Momo ¨ según el periódico ¨La Comuna ¨. Por ese motivo agrega la nota que¨ estos días la calle Pavón se convertido en una verdadera romería de rodados, en los cuales la gente solaza su buen humor inalterable obligado a usarlos, por constituir ello la actual comodidad por excelencia¨ eso pasaba en el pueblo de Lanús durante la huelga ferroviaria de 24 días. 

 Por otra parte, y apenas comenzado el paro, el periódico ¨La Idea¨ editado en la localidad de Los Talleres ¨actual Remedios de Escalada dice en su número refiriéndose a la huelga que¨ entre nosotros , los obreros en huelga, han dado hasta la fecha, un alto exponente de cultura, no traspasando en ningún momento los límites de la prudencia ¨ y agrega ¨la huelga actual es un exponente claro y terminante de la solidaridad obrera; un caso quizá único en el mundo, en que los ferrocarriles se paralicen por completo¨. La nota hace referencia además s la unidad lograda para reclamar una misma cosa: mejoramiento económico y social. En la misma nota destaca además el buen comportamiento de la policía hasta ese momento. Por otra parte, y en virtud de rumores que grupos de huelguistas incendiarían la estación de trenes de Banfield, se redoblaron las custodias de los bienes ferroviarios, al tiempo que la empresa de Tranvías Eléctricos del Sud hacía lo propio. En este caso la policía había extremado la vigilancia para evitar desmanes en las oficinas que esa empresa poseía en Lanús, precisamente donde hoy funciona la municipalidad. 

Sobre la paralización del servicio ferroviario que afectaba al resto de los trabajadores, la referida nota periodística puntualiza que ¨la inmensa mayoría de obreros y empleados que tienen sus ocupaciones fuera de la localidad, ( la mayor parte de estos en la capital) tiene que luchar con un sinfín de dificultades para poder concurrir a sus ocupaciones , haciéndolo en toda clase de vehículos, todo incómodos y caros por el crecido número de pasajeros que transportan. Sabemos de empleados que les cuesta el viaje a Buenos Aires hasta tres pesos diarios, amén de tener que almorzar afuera de su casa; por esta causa muchos no asisten a su trabajo¨. 

 ¨Mucho de los obreros y obreras por lo mezquino de su jornal, se ven en la imprescindible necesidad de hacer el viaje hasta Avellaneda a pie, este es el sacrificio que solo por perentoria necesidad de trabajar puede hacerse y así y todo, no hay voluntad humana que pueda resistir a esta situación; unos días más y entonces estos obreros se verán en la disyuntiva de continuar el sacrificio hasta el fin ó perder su trabajo que es el alimento de sus hijos. ¡Triste situación! ¨. De todos modos, la huelga ferroviaria continúo por varios días más y alcanzó la mayoría de los objetivos fijados. 

 Entretanto, el 27 de septiembre la Federación Obrera Ferroviaria le proponía al gobierno la entrega de la dirección y explotación de los ferrocarriles como medio de restablecer el tráfico y garantizar el progreso del país. Por su parte, el ocho de octubre los jefes ofrecieron al Director General de Ferrocarriles Nacionales un servicio de exploración ¨para comprobar el estado de las vías y los hilos telegráficos¨. 

 Esos trenes no llevarían ni pasajeros, ni encomiendas, ni cargas pero el resultado de esa maniobra tendiente a restablecer el servicio ferroviario rompiendo la huelga fue desastroso, ya que se registraron desmanes violentos. El 11 de octubre fueron quemados en Lavallol dos vagones, un furgón y una casilla de enclavamiento. En Banfield se sacaron rieles de la vía. En cambio en Lanús se quemaron y levantaron rieles en varios tramos. Sin embargo el hecho más doloroso se produjo a la mañana del domingo 14 de octubre en proximidades de la estación Talleres. 

Allí la animosidad que existía desde el comienzo de la huelga, entre el personal del Ferrocarril del Sud y los civiles equipados y armados por la empresa para custodia de sus bienes iba creciendo. A dicho personal, la empresa le enviaba diariamente víveres en un tren especial. Ese tren salió el domingo a las tres de la mañana custodiado por 10 marineros del acorazado ¨Moreno¨ y en Talleres unos 700 huelguistas lo esperaban a los costados de las vías. 

La locomotora y los dos furgones llegaron a la plataforma sin que se originaran incidentes. Sin embargo, burlando la vigilancia, algunos huelguistas lograron incendiar varias casillas y levantar unos cincuenta metros de vías. Por otra parte, cuando la formación iba a regresar, obreros y mujeres con niños subieron a las vías impidiendo la marcha del convoy, al tiempo que insultaban y apedreaban a los marineros y custodias privadas. Como los obreros que se encontraban en las vías no querían salir de allí, el jefe de la tropa ordenó realizar algunos disparos al aire, aunque por la insistencia de los manifestantes, luego dispararon contra los que protestaban matando a dos e hiriendo a varios más. Pero, tras el fallecimiento de uno de los heridos, el número de muertos fue de tres. Para el periódico ¨La Vanguardia del día 15 de octubre el ataque a obreros indefensos fue una masacre porque ¨de parte de los huelguistas no ha mediado la menor provocación ¨ y relata que ¨ cómo a las 9.30 de la mañana de ayer un grupo formado como por cincuenta hombres, unas cuantas mujeres y otros tantos niños se acercó a la calle Pavón, a pocas cuadras de la estación Talleres, para presenciar el paso del tren. Nótese que la curiosidad estaba justificada por los rumores que habían corrido durante la mañana y que daban como seguro que la empresa retiraría y embarcaría con destino a Plaza Constitución al personal adventicio, verdaderos matones que habían mantenido en el interior de los talleres. Ese grupo fue engrosándose hasta llegar a más de doscientas cincuenta personas. Gran parte de éstas quedaron en la calle Pavón, y unas cuantas pasaron el alambrado y se estacionaron en un terreno baldío próximo a la estación¨. 

Del grupo mencionado formaron parte cuatro mujeres, una de las cuales de nombre Pierina m. de Gatti portaba una bandera Argentina, que luego le fue arrebatada por los marineros tras aplicarle varios culatazos con sus fusiles. En ese mismo momento comenzó el tiroteo que tuvo tres intervalos y duró varios minutos, calculándose que se dispararon varios cientos de balas. 

 La crónica realizada por el periódico socialista continua diciendo que ¨ Las víctimas quedaron tendidas en el suelo hasta que, pasado el momento de terror, los presentes organizaron rápidamente el servicio de auxilio. Agregamos que la mayoría de los heridos fueron llevados al consultorio del doctor Arturo Melo donde recibieron las primeras curas y luego remitidos al hospital Fiorito de Avellaneda y al comunal de Lomas de Zamora. En esa oportunidad, el consultorio del doctor Melo se encontraba ubicado en la avenida Pavón – hoy Hipólito Yrigoyen -6169 fue convertido en hospital de sangre, debiendo recurrir a todo los medios a su alcance para sanar a los heridos. Tiempo después el esfuerzo de ese médico que desde hacía tiempo estaba radicado en los Talleres fue reconocida por el vecindario y hoy, un pequeño hospital ubicado en Villa de Luján 3050 de Remedios de Escalada Este lleva su nombre. En cuanto a cómo se iniciaron los incidentes las señoras que acompañaban a Pierina de Gatti, Sofía Goldinch, Inés Secordes y María Pasavane coincidieron en que ni de parte de ellas, de los huelguistas y curiosos no hubo la menor violencia y que enarbolaban la bandera en señal de paz. Por su parte el testigo Santiago Maisani reconoció a Mr. Sinclair como responsable de la orden de abrir fuego. Lo mismo hicieron Nicolás Solano y León Gruy que no eran huelguistas y se encontraban allí accidentalmente. 

Por la cercanía al lugar de los luctuosos sucesos el periódico ¨La Idea¨ editado en ¨Los Talleres¨, también se ocupó del tema. En el ejemplar del 13 de octubre y a tres columnas describe lo sucedido el día anterior en la estación y sus inmediaciones. Con el título ¨La Huelga Ferroviaria¨ y debajo del subtitulo ¨Primer día de Violencia ¨narra que ¨Desde las primeras horas de la mañana se notó efervescencia inusitada entre los huelguistas , pasándose la voz de ¡ a las vías!. Fue así como a las ocho de la mañana estaban congregados sobre las vías del ferrocarril en el paso a nivel de la calle Uriarte, más de 3000 personas entre hombres y mujeres y niños dispuestos a impedir el paso de los trenes que circulaban en dirección a Burzaco y La Plata, comenzándose el levantamiento de los rieles; la destrucción de señales y a cortar las líneas telegráficas y telefónicas¨. Indudablemente era la respuesta al propósito de la empresa de poner a rodar todas las formaciones para debilitar a los huelguistas. 

 REPRESIÓN Y MUERTE 

Sin embargo, los trabajadores buscaron impedir la circulación del convoy, levantando tramos de vías y fue cuando estaban en esa labor que ¨apareció un piquete de tropa a caballo armados con máuser, pero un grupo de mujeres con la bandera Argentina al frente y, cantando el Himno Nacional, el impidió el paso. Al momento que eso sucedía y derrumbaban algunas señales, apareció otro piquete de tropa, así como policías armados con Rémington¨. Pero, de acuerdo a ese periódico ¨todos eran victoriados y detenidos por los mismos medios¨. Por otra parte, y al momento que un grupo de huelguistas estaba destruyendo la garita sur, del edificio de almacenes partieron varios tiros de revolver, que por fortuna no ocasionaron desgracias personales¨. Al, parecer del redactor de la referida nota desconocía el resultado de la balacera y recién hace referencia siete días más tarde, aunque no proporciono el nombre de los muertos. En efecto, cuando el día 20 aparece el número 58 de ese periódico recién se habla de ¨inocentes víctimas que pagaron con su vida una natural curiosidad, y otros que cayeron lejos del lugar de los sucesos son los que reclaman una pronta aclaración de lo sucedido, y pide el diario que ¨si hay culpables, que mandaron hace fuego por el placer de ver correr sangra, que paguen su acción como merece¨. Luego en otras líneas se ocupa del sepelio de las víctimas indicando al respecto que ¨fueron acompañadas por unas 7000 personas ¨. Por ser esta un periódico zonal y que por lo tanto llegaba a distintos hogares ferroviarios entre otros, desde ese mismo artículo su redactor enviaba a las familias de los caídos el ¨más sincero pésame ¨. Por otra parte también elogio al doctor Arturo Melo porque ¨en cuya casa fueron atendidos la mayoría de los heridos convirtiendo el su domicilio en un hospital, así como también para el Dr. Carlos Pedemonte y a las personas que desde el primer momento se multiplicaron para aliviar el dolor de los que sufrían¨. 

INHUMACIÓN DE LAS VÍCTIMAS 

Sobre el fallecimiento de esos tres trabajadores del riel, el diario La nación del día 16 de octubre de ese año y, bajo el título ¨Ecos de los Sucesos de Talleres- Fallecimiento de Otro Herido ¨hace referencia al grave hecho de sangre . Detalla que a los dos obreros muertos en el primer momento del choque entre huelguistas y marineros de la armada producido antes de ayer en Talleres, hay que agregar una víctima más pues a la 7.30 de la noche falleció en el hospital Fiorito uno de los heridos en la sangrienta refriega ¨. El extinto al que hace referencia el diario era Juan Bautista Bignone, que trabajaba de carpintero en los talleres del Ferrocarril Sud y que había recibido en balazo en el pulmón. Las otras dos víctimas fueron Luis Parini y Virgilio Mura. 

El velatorio de los trabajadores asesinados se realizó en el local de La Federación que se encontraba ubicado en la calle Mercedes, entre Montevideo y Bahía Blanca, es decir en Albariños entre Fray mamerto Esquiú y Gibraltar de Remedios de Escalada Este. Desde las primeras horas de la tarde la sede gremial se llenó por completo , teniendo que permanecer gente en la calle. A las tres de la tarde había miles de obreros en la puerta y según el día La Nación ¨Las mujeres y los niños llevaban coronas y ramos de flores. El público tuvo que esperar hasta las 4.30, hora en que llegó el carruaje que condujo hasta allí el cadáver de Virgilio Mura, el otro obrero muerto anteayer¨. Los ataúdes fueron llevados a pulso por la avenida Pavón, en dirección al cementerio de Lomas, mientras que el paso del cortejo era acompañado por marchas fúnebres, ejecutadas por una banda de música. 

 La huelga terminó el 20 de octubre, luego de aceptar el reclamo obrero. El gremio tuvo que soportar el sacrificio de numerosas vidas a causa de la represión, pero, luego de laboriosas tramitaciones con el gobierno, los ferroviarios volvieron al trabajo. La huelga de ¨24 días¨ le demostró a las empresas extranjeras que no iban a manejar a su arbitrio a los trabajadores. La unidad obrera mantenida durante el conflicto logró que se eliminara el sistema de multas impuesto por la empresa que aceptó, además, una ley de jubilaciones y pensiones, una reducción de las jornadas de trabajo, un aumento de salario, como así también la readmisión en sus antiguos puestos a los huelguistas que, en 1912 habían sido cesanteados. 

LOS TRANVIARIOS SE SOLIDARIZAN CON LOS HUEGUISTAS 

 La paralización del trasporte ferroviario se hizo sentir con fuerza. Una muestra de semejante medida es un aviso de la empresa Picardo y Compañía fabricante de los cigarrillos ¨43¨. Esa empresa tabacalera se jactaba entonces que ¨ Con huelga y Todo la venta de cigarrillos ¨43¨de 20, 30 y 40 centavos en el mes de octubre ha sido de 12.861.070 paquetes. Y decimos con huelga y todo, no porque la suspensión temporaria de las actividades gremiales haya podido influir en el consumo de cigarrillos, dado que son fenómenos que no se relaciona, sino porque el haber estado interrumpidas las comunicaciones con el interior durante varios día, lógicamente debía suponerse que la estadística sufriera una apreciable oscilación en contra ¨pero curiosamente eso no ocurrió y hubo un notorio aumento en el consumo de cigarrillos, según la empresa. 

 De ese aviso, que habla lógicamente de la calidad del tabaco y de la confianza de sus usuarios, se puede inferir que el incremento de consumo se debió a que los obreros al no estar durante la mayor parte del día trabajando, disponían de más horas libres, por lo que los quienes poseían ese hábito tenían más tiempo y consumieron una mayor cantidad de cigarrillos durante la prolongada protesta, mientras que por otra parte confirmaba la contundencia del paro. El referido anuncio,- que se repitió en varias oportunidades – se publicó en el periódico La Comuna ¨que se editaba en Lanús y que ya hemos mencionado. Ese mismo semanario también se ocupó de la prolongada huelga ferroviaria iniciada el 24 de septiembre. En el ejemplar que apareció justo un día antes que se cumpliera el primer aniversario de la llegada de Yrigoyen al poder es decir, el 11 de agosto, su redactor se lamenta que ¨Y mientras desenvolvía su acción determinada a fundar la paz de en la Republica, estalla la huelga ferroviaria y de distintos gremio, asumiendo un carácter de gravedad tal, que, por un momento Lledó de conciliación al país , pero no al gobierno que con inteligente prescindencia de los intereses en conflicto, pudo observar detenidamente las razones del movimiento obrero, para luego fundar un propósito conciliatorio de los interese en pugna. En esta labor, lo sorprende la conmemoración de su primer aniversario de gobierno¨.

 En esa misma fecha y restando siete días para finalizar la protesta obrera ¨La Comuna ¨ decía que ¨No ha sido posible todavía llegar a una solución , por cuanto mantiene su intransigencia la empresa y los huelguistas, y ante esta situación el gobierno, se ve obligado a intervenir para resguardar los interese del país, que son muy superiores, y priman sobre otra cualquier consideración mucho más, cuando la carestía se acentúa, y los perjuicios causados compromete la vitalidad misma se la Nación¨. Más adelante, el periódico puntualiza que¨ sin recurrir a medios violentos el Ejecutivo, en uso de sus facultades ha dispuesto que se restablezca el servicio provisorio de trenes, que serán atendidos por maquinistas y fogoneros del ejército y la armada. Sin dudas, esa medida gubernamental, -como dijimos - no tenía otro propósito que debilitar la medida de fuerza de los ferroviario. Sin embargo, eso no fue posible habida cuenta de los sucesos posteriores. 

 En efecto, el domingo 14 en la localidad de Los Talleres¨ hubo enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de marinería, los que provocaron tres muertos y numerosos heridos. Los hechos sucedidos en esa localidad fueron relatados por ¨La Comuna ¨en su ejemplar del día 18, es decir cuatro días después de ocurridos. En ese número también se hace referencia al incendio de 23 vagones vacíos del Ferrocarril del Sud , ocurrido en el kilómetro cinco en la madrugada del día martes 16, es decir dos días después de los sucesos de ¨Talleres¨. Sobre el tema ¨La Comuna¨ relata entre otras cosas que ¨según versiones policiales , que no concuerdan con las víctimas , los huelguistas ferroviarios de esa localidad intentaron atacar los depósitos existentes en la estación Talleres, siendo repelidos por la marinería que los custodiaba por medio de una descarga¨. Esos disparos contra los trabajadores desarmados, provocaron la muerte de tres de ellos y heridas a varios manifestantes. Así con sangre de ferroviarios se escribía en Talleres la historia del sindicalismo. Los medios de comunicación de entonces se ocuparon de ese sangriento hecho de acuerdo a la visión de cada uno de ellos, aunque lo cierto, es que hubo muertos por una protesta de trabajadores. 

La sangre vertida durante la represión del 14 de octubre de 1917 fue de trabajadores del pueblo de Lanús, que había elegido estos lugares para vivir y trabajar, pero no ser esclavos de las empresas extranjeras, como lo era entonces el Ferrocarril del Sud, ya que se encontraba en manos de los ingleses. El cese la actividad ferroviaria se extendió por 25 días y esas jornadas no fueron fáciles de sobrellevar ni para los huelguistas, como tampoco para el resto de la población, que padeció los efectos de la falta del transporte público. Sin embargo, no hubo reproches contra los que protestaban, al contrarío buscaron de resolver ese inconvenientes generados por el paro. Así comenzaba el amanecer de un nuevo tiempo para los obreros, que habían notado que el único medio para la conquista de sus derechos era la lucha y para ellos, solamente tenían un arma: la huelga y habían comenzado a utilizarla contra los abusos empresariales. Sin embargo, los resultados no siempre son satisfactorios para estos. A los huelguistas se los oponían los rompe huelgas contratados por los empresarios y estos, no siempre eran trabajadores sin conciencia de unidad obrera, sino simples matones a sueldo, haciendo e esa modo, fracasar las medidas de fuerza adoptada por los distintos gremios. 

 A fuerza de sacrificios se fuero logrando muchos beneficios obreros que actualmente disfrutan los trabajadores. Nada consiguieron gratuitamente. Pero no se debe bajar la guardia porque del otro lado siempre están dispuestos a descontar esas conquistas. Antes de 1917 y después de ese año hubo represiones violentas contra los trabajadores cada vez que pedían mejores condicione de trabajo y salarios dignos. Hubo muertos en ¨La Semana Trágica de enero de 1919 y en la Patagonia durante el verano de 1921. 

 Pero este trabajo buscó ocuparse de la sangra obrera derramada en Los Talleres el 14 de octubre de 1917, y si bien los abrimos reseñando a algunas otras cuestiones referidas a la vida del antiguo pueblo de Lanús, cuyo destino era dirigido desde Avellaneda, porque se esa municipalidad dependíamos, lo cerramos con el nombre de los tres muertos y los heridos en aquella oportunidad y si bien ya los mencionamos, a modo de homenaje lo repetimos. Ellos fueron Virgilio Mura de 28 años; Luis Parini, de 19 años y Juan Bautista Bignone de 56 y cayeron bajo las balas de la marinería. En cambio entre los heridos estaban Carlos Farina, Avelino Prado, Rafael Gregorio, Guido Brocardo, N. García y Federico Sanguinetti que fueron por reclamar mejores condiciones laborales. 

 

BIBLIOGRAFIA 

¨La Razón 75 Aniversario1905-1980¨ pag. 175. ¨La Primera Presidencia de Yrigoyen ¨Gabriel del Mazo, Biblioteca Política Argentina. ¨Fundadores del Gremialismo Obrero ¨ tomo uno y dos, Oscar Troncoso, Biblioteca Política Argentina Periódico ¨La Idea¨ N- 56, 58 y 59 editados el 29 de septiembre y el 13 y 20 de agosto de 1917. Periódico ¨La Vanguardia ¨del día15 de octubre de 1917. ¨Transporte, Negocios y Política¨ Raúl García Heras Editorial Sudamericana.

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