EL PRIMER CENTENARÍO PATRIO EN EL ANTIGUO LANÚS

EL PRIMER CENTENARÍO PATRIO EN EL ANTIGUO LANÚS 
Gerardo Scioscia
La Revolución de Mayo, sin dudas, abrió el camino para la independizarnos de España. Sin ese grito de libertad, producido el 25 de mayo de 1810, la independencia, no podría haberse concretado seis años más tarde, es decir el, 9 de julio de 1816. Con ese pronunciamiento, un puñado de hombres reunidos en Tucumán, resolvió, finalmente que dejáramos de ser colonia española. En la historia de la flamante Nación, el primer grito libertario siempre se lo recordó con singular fastuosidad. Es que no era para menos; nacía nuestra patria. 

 Por eso cada 25 de mayo se convocaba a la población, y se lanzaba a la calle con sus mejores galas y al igual que se hace hoy, se embanderaban e iluminaban los edificios público. En los primeros años de vida independiente, esa fue y sigue siendo la fiesta de mayor importancia en nuestra patria.
 Es que el nueve de julio recién fue convertido en fecha de recordación varios años después de lograda la independencia. En efecto, fue Juan Manuel de Rosas quien en 1835 dispone que el nueve de julio fuese celebrado de modo similar al 25 de mayo.
Cabe consignar en ese sentido que, durante el gobierno de Bernardino Rivadavia, un decreto firmado el 6 de julio de 1826, declaraba a esa significativa fecha del 9 de julio apenas como feriado, por lo que ¨las demostraciones públicas que se hagan, se reducirán a las tres salvas de costumbre, de la fortaleza, baterías y escuadra nacional, con iluminación en la víspera y en el día¨, un brillo muy escaso para tan importante acontecimiento.
Por esa razón, quien fuera el gobernador de la confederación, decide el 11 de junio de 1835 derogar ese decreto de Rivadavia al tiempo que, mediante otro dispone que ¨En lo sucesivo el día 9 de julio será reputado como festivo de ambos precepto, del mismo modo que el 25 de mayo; y se celebrará en aquél misa solemne con Te deum en acción de gracias al Supremo por los favores que nos ha dispensado en el sostén y la defensa de nuestra independencia política: en la que pontificará, siempre que fuese posible, el muy reverendo Obispo Diocesano, pronunciándose un sermón análogo á ese memorable día¨.
 Ese mismo Decreto en un su articulo segundo indica que ¨En la víspera, y en el mismo día 9 de julio, se iluminará la ciudad, la Casa de Gobierno y demás edificios públicos, haciéndose tres salvas en la Fortaleza y en buques del estado, según costumbre¨. Esa decisión del brigadier Juan Manuel de Rosas puso ambos hechos en pie de igualdad.
De todos modos, el gobernador de la Confederación, -más allá de algunas reservas sobre ella- reconocía que la revolución de mayo de 1810 fue el primer paso dado en el largo camino a la independencia: En ese sentido, basta recordar el discurso pronunciado en el Fuerte el 25 de mayo de 1836.
Rosas en esa alocución sostenía entre otras cosas que ¨cuan glorioso es para los hijos de Buenos Aires haber sido los primeros en levantar la voz con un orden y una dignidad sin ejemplo.¡ No para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para suplir la falta de la que, acéfala la Nación, había caducado de hecho y derecho. No para rebelarnos contra nuestro soberano, sino, para conservarle la posición de su autoridad, de la que había sido despojada por un acto de perfidia. No para romper con los vínculos que nos ligaban a los españoles, sino para fortalecerlos más por amor y la gratitud, poniéndose a disposición para auxiliarlos con mejor éxito en su desgracia. No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella, y no ser arrastraos al abismo de los males en que se hallaba España¨.
Luego de varias consideraciones sobre es hecho agregó ¨nos pusimos en manos de la Divina Providencia, y confiando en su infinita bondad tomamos el único partido que nos quedaba para salvarnos: nos declaramos libres de España y de toda otra dominación extranjera¨.
Así opinaba sobre la revolución ocurrida apenas 26 años antes de pronunciar ese discurso que cerró con un ¨Viva el Veinte Cinco de Mayo¨ (sic), grito que si bien no hay testimonios, creemos que fue coreado por los presentes en el fuerte, lugar donde se realizó la ceremonia.
 PUNTO DE PARTIDA 
El 24 de mayo de ese año 10, son electos por el cabildo abierto la junta provisional de gobierno encabezada por el virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros y los vocales Juan José Castelli, abogado de la Real Audiencia, don Cornelio Saavedra, comandante de patricios, Juan Napumuceno de Sola, cura de la parroquia de Nuestra Señora de Montserrat y Juan Santos Incháustegui, comerciante. Electa la junta y tomado juramento, se retiraron del Fuerte e inmediatamente se quitó la guardia de honor al Cabildo y ¨se mandó al palacio del presidente en donde se hecho bandera, se hizo salvas de artillería, hubo repique general de campanas, y a la noche iluminación en la ciudad; todo lo cual se hizo saber al público por bando, advirtiéndose en él que esta junta era previsional ínterin llegaran los diputados de las provincias para entonces instalar los la suprema del reino¨. Sin embargo, esto último no era del agrado de los habitantes de Buenos Aires que, tras la caída de Fernando VII, vislumbraban la posibilidad de liberarse de la corona española.
 Por ese motivo, al día siguiente, un considerable número de vecinos, junto con los comandantes y varios oficiales de los cuerpos de voluntarios se manifestaron contrarios as esa elección. Así se lo hicieron saber al ¨excelentísimo Cabildo¨. Pero el presidente de la junta y los vocales habían renunciado la noche anterior ¨para no exponer al pueblo a un tumulto, que estaba dispuesto a no admitirlos aunque fuera a rigor de la fuerza, pues ellos anulaban la elección hecha por el Cabildo pues a éste no se le había dado facultad por el pueblo para hacerlo sino para tomar el mando de la capitanía general y no formar junta, pues esta se había de hacer a la voluntad del pueblo¨ según anota Beruti en sus Memorias Curiosas.
 Ese mismo día, el pueblo elige a sus representantes. En esa elección dice Beruti que ¨resultó presidente nombrado Cornelio Saavedra y comandante general de armas, y vocales al doctor Juan José Castelli, el doctor Manuel Belgrano, secretario del Real Consulado, don Miguel de Azcuénaga, comandante de milicias provinciales de infantería, don Manuel Alberti, cura de la parroquia de San Nicolás, don Domingo Matheu y don Juan José Larrea, comerciantes y secretarios de ella a los doctores Juan José Paso y Mariano Moreno. Cuyos sujetos fueron inmediatamente conocidos por el excelentísimo Cabildo los cuales juraron en la sala capitular sus empleos e inmediatamente se hizo saber al público por bando¨. La decisión popular fuer saludada con salvas de cañón desde el fuerte y se enarboló la bandera, que por entonces todavía era española. Hubo repique general e iluminación en la ciudad.
En sus Memorias Curiosas Beruti apunta sobre ese hecho además que ¨Luego que juraron sus empleos los vocales de la junta, salió al balcón del Cabildo el presidente Saavedra, arengo al pueblo a la felicidad, paz y armonía , y lo que remató gritó el pueblo viva la Junta¨. (sic). Siempre sobre ese tema agrega que ¨el contento fue general con esa elección pues fue hecha a gusto del pueblo, y al contrario de la primera que causó el mayor disgusto, que expuso a la ciudad a perderse¨.
Ese cambio fue celebrado el 30 de mayo en la catedral con un Tedeum en acción de gracias ¨por la instalación de la junta, la que asistió a pleno, ocupando el lugar prominente donde antes presidían los señores virreyes¨.
El primer aniversario de esa revolución, encabezada por comerciantes y militares se celebró en Buenos Aires con la construcción de la Pirámide. Sus cimientos fueron levantados el 6 de abril de 1811 y con algunas modificaciones que sufrió a lo largo de los años, llegó a nuestros días.
Por otra parte, desde el 24 de mayo a la tarde e iluminó la ciudad durante cuatro noches sucesivas. También hubo salvas de artillería, repiques de campanas, fuegos de artificio, música, arcos triunfales y otras infinitas diversiones como ¨mojigangas, máscaras, danzas y bailes, con lo que estuvo la ciudad muy alegre, no habiéndose visto nunca en esta capital iluminación más cumplida, por la variedad y costo, pues en muchas partes ardían hachas de cera, en otras vasos de colores y en otras faroles de vistosa construcción¨ según detallo el cronista Beruti.
 Año tras año, el primer grito de libertad, -del que ya se cumplieron 210 años- siempre lo recordó con fervor patriótico. Sin embargo ese fervor, se redobló en 1910 al cumplirse el primer centenario de ese hecho histórico y que durante el bicentenario que estamos transitando, tendrá seguramente un mayor esplendor.
CIEN AÑOS DE LIBERTAD
La Argentina, en 1910 contaba con 1.700.000 habitantes. Con la población nativa cohabitaban hombres y mujeres de distintas nacionalidades, en su mayoría italianos y españoles, que llegaron a estas tierras en busca de paz y prosperidad.
Ese año Figueroa Alcorta transitaba el último año de su mandato presidencial, porque en abril, era electo Roque Sáenz Peña para sucederle. Sin embrago, fue el primero de de los nombrados el responsable de los festejos del Centenario, y como veremos no se ahorro esfuerzo y dinero en esa celebración. Su gobierno estuvo signado por la prosperidad expresada en las cifras del comercio exterior y el crecimiento paralelo de las rentas de la Nación. Pero los gastos también aumentaron y, entre 1909 y 1910, se incrementaron notablemente, tanto por recursos destinados a reforzar la marina como por las erogaciones para celebrar el Centenario.
 Así fue como hubo fondos suficientes para conmemorar ese aniversario con un brillo nunca antes visto, con esos dineros, se construyeron monumentos alusivos y se contrataron artistas y escritores para que dejasen grabado sus pensamientos sobre ese acontecimiento. Los festejos no se limitaron a la Capital, sino que los mismos se extendieron por los distintos municipios, entre ellos el actual partido de Lanús, que antes de 1945 continuaba siendo los fondos de Barracas al Sud, mejor dicho del partido de Avellaneda.
Esos festejos se prepararon municiosamente desde mucho antes del gran día.
 Una Comisión designada al efecto, integrada por personalidades destacadas, planeo la celebración hasta en sus mínimos detalles. A lo largo y a lo ancho del país, comisiones provinciales y municipales se ocuparon también de brindar el marco adecuado a la efeméride.
Sin embargo, dentro de la clase trabajadora, aún permanecían frescos los recuerdos de la Semana Roja. En efecto, para el pensamiento anarquista el 1° de mayo era un día de protesta. Por eso, y en homenaje a los mártires de Chicago, la Federación Obrera de la República Argentina ( FORA) declaraba una ¨Huelga general de protesta¨ para ese día. Si bien la misma fue acatada por los gremios industriales, no lo fue por el gremio del trasporte, por lo que entre ambos trabajadores se produjeron incidentes al ser calificados estos últimos de ¨traidores¨, por lo que varios conductores fueron vejados y apaleados, mientras que algunos vehículos fueron incendiados.
VIOLENCIA COMBATIDA CON MÁS VIOLENCIA 
 A esos actos violentos se los intentó frenar con más violencia. En efecto el jefe de la policía montada Jelly Medrano reprimió con violencia a la columna de trabajadores que provenientes de plaza Once buscaban llegar a plaza Lorea punto de concentración. El primer enfrentamiento dejó ocho trabajadores muertos y más de 40 heridos. Así la guerra entre trabajadores y el gobierno quedó declarada, aunque lo que más encrespó a los trabajadores, fueron las felicitaciones del presidente Alcorta al jefe de policía Ramón L. Falcón ¨por ejercer su autoridad como correspondía. En cambio para los trabajadores ese funcionario era el cabecilla de los asesinos¨. El atropellos cometido contra los manifestantes paralizó parcialmente a la Capital Federal y luego se extendió al país.
 Las fuerzas policiales de infantería y pelotones de agentes de caballería, armados con carabinas y cruzados sus cuerpos por nutridas cartucheras, no amedrento a los manifestantes, por lo que finalmente, el gobierno aceptó las demandas obreras. Sin embargo, esa violencia dejo secuelas y para los trabajadores el jefe de policía coronel Ramón Falcón, era un ¨delincuente, criminal, verdugo, mendaz y falso¨ por lo que el odio hacia el funcionario policial, era muy fuerte.
Pero el final de Falcón estaba cerca. En efecto, un joven anarquista Simon Radowitzky sintiéndose vengador de sus hermanos de clase, el 14 de noviembre de 1909, arrojó una bomba contra el carruaje en el que viajaba el jefe policial y su secretario Juan Lartigau, dando muerte a ambos. La reacción oficial fue contundente y se inició una brutal persecución contra el movimiento obrero argentino, sin distinción alguna.
Por esa razón, durante el mes del Centenario no todo era festejo. Recordando los sucesos del año anterior, el anarquismo buscaba entorpecer la organización de los actos y llamó a una huelga general, pero el gobierno respondió con dureza, encarcelando a dirigentes sindicales, mientras que grupos de exaltados, incendiaban las redacciones de varios periódicos anarquistas. La violencia nuevamente se había hecho presente, aunque los esfuerzos del anarquismo para entorpecer la celebración del Centenario fueron vanos.
LOS ACTOS 
Personalidades Extranjeras, monumentos y poemas alusivos estuvieron presentes durante los pomposos festejos del primer siglo en que varios criollos vislumbraban la posibilidad de ser libres. La visita de la infanta Isabel de Borbón para participar de la celebración sirvió para iniciar ¨un tibio acercamiento a la denominada ¨Madre Patria¨ de la que nos habíamos distanciado en 1810. Como recuerdo de su paso, quedó el monumento a los españoles, cuya piedra fundacional colocó junto al presidente Alcorta.
Nos visitó además el presidente de Chile Pedro Montt, que llegó en un tren que salió de Santiago. También lo hizo el del Perú Pedro Eugenio Laraburu y Unanue entre otros mandatarios extranjeros. Por otra parte delegaciones de las fuerzas armadas de España, Italia, Japón, Francia, Uruguay y los Estados Unidos desfilaron junto a las tropas argentinas. En la oportunidad no estuvieron presentes representantes de la Gran Bretaña, porque ese país estaba de duelo por el fallecimiento de su rey Eduardo VII.
Hombres de la cultura como Jacinto Benavente, Vicente Blasco Ibañes, Anatole France, Jean Jaures y Ramón del Valle Inclán estuvieron presentes. Por otra parte en el teatro Colon, se cantó Rigoletto obra favorita del público porteño. Por su parte, la tabacalera Álvarez de la calle Perú 752 no quiso estar ausente de los festejos. Por eso puso en circulación los cigarrillos Centenario y varias medallas conmemorativas de oro y plata, a las que se accedía presentando una determinada cantidad de ¨cartoncitos¨ y según el gramaje de cada una de ellas. En cambio el mundo el turf lo celebró corriendo el ¨Gran Premio Centenario¨ el día 24 de mayo.
Siempre en ese marco, también aparecieron varias publicaciones alusivas. Por ejemplo, Ricardo Rojas, autor de la letra del ¨Himno del Centenario¨ decía en el dialogo entre la voz de la patria, el coro y la voz del poeta
¨Patria, levanta tu mágica testa 
Ciñe por casco tu sol de victoria 
 Y como día triunfal de la gesta 
Cantando acaudilla tu raza de gloria¨ 
El referido himno con música de maestro Pascual de Rogatis fue estrenado en el teatro de la Ciudad de la Plata, por iniciativa de la universidad local.
Por su parte el poeta cordobés Leopoldo Lugones publicó sus ¨Odas Seculares¨ y la obra en prosa ¨Prometeo¨ donde afirmaba enfático que ¨Menguado y vil quien no piensa con orgullo en la colosal Argentina de aquí a cien años¨. En cambio el poeta nicaragüense Rubén Darío publicó en el diario ¨La Nación¨ del día 25 de mayo un extenso poema titulado ¨Canto a la Argentina¨
Sin embargo, por entonces quien se preguntaba como sería la Argentina en su segundo centenario que ya estamos transitando, fue el escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Este autor, que había fracasado por razones económicas en un intento de formar una colonia en la Patagonia, de regreso a su país publico en homenaje a centenario patrio el libro ¨La Argentina y sus Grandezas¨ y en el, abre ese interrogante.
En esa obra dice entre otras cosas que ¨El centenario que se celebró en 1910 es simplemente histórico, pues con él se ha festejado el nacimiento de de la Nación. Pero la grandeza de la Argentina no tiene cien años de existencia. Data de casi ayer, no alcanza más allá de treinta años o, caso extremo cuarenta. Treinta años de trabajo, de paz y lenta inmigración después de largos periodos de guerras civiles y trastornos caóticos, han bastado a la Argentina para llegar a su estado presente.
¿Como será este pueblo cuando celebre su segundo centenario, un centenario de verdad, de cien años de vida intensiva y no de treinta como acaba de cumplirse?¨.
¨El porvenir de la Argentina tiene algo de la inmensidad del infinito, que desorienta y confunde a las imaginaciones más vigorosas. Solo puede decirse: la Argentina será grande como su territorio, que es uno de los mayores del globo, no por su área, sino por aprovechamiento y riqueza¨.
Así ese autor ponderaba el tiempo en que gobernaron Julio Argentino Roca y Roque Sáenz Peña, que por renuncia, lo sucedió su vicepresidente José Evaristo Uriburu, luego Siguió Manuel Quintana, quien se enfermó cuando transitaba su segundo año de mandato y también es remplazado por su vicepresidente Figueroa Alcorta, que luego es electo presidente, teniendo la a cargo los festejos del centenario.
En cambio, cuando se refiere a la grandeza Argentina, alude que en esas tres o cuatro décadas, esa mención la realiza habida cuenta que nuestro país era recorrido por miles de kilómetros de vías férreas y grandes obras públicas como el teatro Colon, la Casa de Gobierno o la construcción de Puerto Madero y la ciudad de La Plata, florecían a lo largo del territorio argentino. Por entonces también el paisajista Carlos Tahys creaba parque y jardines que llegaron a nuestros días, al igual que las obras edilicias mencionadas.
 Sobre lo que aun hay dudas, es el destino de grandeza que vaticinó ese escritor, si se tiene en cuenta que gran parte de nuestras riquezas, como el oro o el petróleo son aprovechada por empresas extranjeras. También por interese foráneos fue destruida nuestra industria generando desocupación. Sin embargo, el segundo centenario nos abre las puertas para ingresar con decisión patriótica a un nuevo camino, al camino del que nunca debimos apartarnos como lo son la senda de las tradiciones, respeta a las normas y defensa de lo nuestro, siendo esos principios, sin dudas, los que finalmente nos permitirán ser Libres, Independientes y Soberanos como lo soñaron nuestros mayores. Esa es la parte que aún falta escribir en la historia.
 EL SUR TAMBIÉN CELEBRÓ EL CENTENARIO 
 En 1910, las actuales tierras de Lanús, ya no pertenecían al antiguo Quilmes de los tiempos de Rosas y pasan a formar parte de Barracas al Sud. En efecto, Justo José Urquiza lo derrota en Caseros el tres de febrero de 1852 y por primera vez, den Buenos Aires las tropas brasileras que participaron de esa batalla, se pasearon triunfales junto al ejército vencedor, como una venganza por la derrota sufrida en Ituzaingo. Ese mismo año y, con los cuarteles 1,2 y 3 de Quilmes, José Martín de la Serna logra crear el mencionado partido, en que se incluía tierras de Lanús.
 Pero luego, en 1904 y con la firma del gobernador Marcelino Ugarte cambia la denominación por el de Avellaneda, partido del que finalmente Lanús se independiza el 29 de septiembre de 1944, imponiéndole el nombre de 4 de Junio. Es decir que en el año del centenario era parte de Avellaneda. Sin embargo al producirse la revolución de 1955, ese nombres en reemplazado por el de Lanús.
Por entonces las tierras de referencia ya estaban atravesadas por las vías férreas del Ferrocarril del Sud y el Midland, dando impulso a la creación de nuevos barrios en las zonas aledañas a las estaciones. El ir y venir de las formaciones del ferrocarril mencionado en primer término, -que divide en dos a esas tierras- el apeadero Lanús por un lado y Los Talleres –Hoy Remedios de Escalada- por otro sirvieron para el desarrollo poblacional. En cambio, por el extremo Oeste y cerca del Riachuelo, lo fueron las estaciones Valentín Alsina, Villa Diamante y Caraza.
En cambio en el extremo de Barracas al Sud y comienzo de Lomas de Zamora, sector donde luego se creó la localidad lanusense de Remedios de Escalada, ya funcionaba el primer Registro Civil, como así también una oficina de correos ubicada en la avenida Hipólito Yrigoyen al 6000. En esa zona y en las tierras que fueron de la familia Ramírez, se levantaron los talleres del Ferrocarril del Sud , que empleó a vecinos de la zona, al tiempo que el centenario barrio lindante con esos talleres y denominado ¨Las Colonias¨ tenía el esplendor de las viviendas recién terminadas. Esas casa fueron ocupadas por trabajadores del riel y su mantenimiento estaba a cargo de la empresa ferroviaria a cambio de un pago mensual que realizaban sus moradores. En la actualidad, en varias de de esas casa de estilo ingles, viven descendientes de sus primeros ocupantes.
 Ese núcleo poblacional ubicado en los fondos de Avellaneda, en 1910 contaba apenas con unos 17.000 habitantes y ese mismo año un ciclón destruyó la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, que se ubicaba en la actual avenida 9 de Julio y General Acha, la que había sido construida dos años antes. Entre tanto, los 48 kilómetros cuadrados tomados al municipio de Avellaneda, -algunos de los cuales pertenecían a Lomas de Zamora–  para crear el partido de 4 de Junio, luego Lanús comenzaba a ser habitado por distintas familias de emigrante, Entre ellos Traut, los Petry y los Marini, los Brchudt, los bordignoni, los Crovetto, los Crakow, lo Capeletti y los Caferata entre otros. También habitaban esas tierras los Lanús, los Ramírez, los Valdez, uno de ellos de nombre Tristan era cuñado de Rosas, los Galíndez, los Piombo, los Gaebeler y numerosos vecinos desconocidos que pusieron todo su empeño para el crecimiento de ese sector que había pertenecido algunas vez a Quilmes, que como dijéramos, sufrió varios cambios hasta llegar a su actual denominación de Lanús.
Por el año que nos ocupa, la asistencia médica para la población era casi nula. Solamente había un lazareto en la, planta urbana de Avellaneda y próximo a la edificación del hospital Fiorito cuya construcción ya había comenzado. Ese aislamiento en que se vivía entonces, dio lugar a la creación de Salas de Primeros Auxilios, levantadas por el propio vecindario. Recordemos que por entonces persistía en forma epidémica la fiebre tifoidea, la escarlatina, sarampión, difteria y, esporádicamente brotes de viruela que hacían estrago entere la población aislada por pestilentes pantanos en invierno y polvorientas calles en verano.
En vísperas de los festejos por la Revolución de Mayo, en la población nativa existía un marcado sentido patriótico que se extendió también a los extranjeros. Uno de ellos fue el vasco francés Segundo Jiménez, que vendía lecha al pie de sus vacas por las calles del viejo Lanús. Hábil par los negocios, Jiménez en 1909 construyó un local de panadería en la calle Máximo Paz 455, que bautizo con el nombre de ¨Primer Centenario¨ , que luego arrendó al español Manuel Díaz.
Esa elaboradora de pan aún está funcionando, atendida por los descendientes de don Manuel Díaz. Por su parte, los medios de prensa tuvieron un papel preponderante en la organización de los actos. Por entonces circulaban en el antiguo Lanús los periódicos ¨El Pueblo¨, ¨La Verdad¨, ¨El Combate¨, ¨El Orden¨, ¨El Socialista¨ y ¨El Comercio¨ entre otros. En algunos casos, medios eran publicadas por distintas entidades, como en el caso de ¨El Progreso¨ cuyo propietario y editor era la Sociedad de Fomento de Lanús Oeste, siendo sus directores sucesivamente Juan Fernández y Enrique Carque de la Parra.
Varios de esos periódicos a principio de año publicaron suplementos alusivos, por lo que el entusiasmo por la celebración de esos primeros cien años fue creciendo a medida que se acercaba la fecha. Las calles de tierra y las dificultades para trasladarse de un lado otro, no fueron obstáculo para quienes habitaban los fondos de Avellaneda, para decir presente en esa celebración. Por esa razón, las comisiones pro festejo, surgían por todas partes.
 En Lanús Oeste, por ejemplo, se convocó al vecindario para elegir a las personas que se encargarían de organizar la celebración y por unanimidad es elegido como presidente de esa comisión Luis Suárez y vice Lorenzo Lob. En cambio la comisión de festejos se integró con los señores Justo Arechavala y Carque de la Parra, a quienes acompañaron los vecinos Malespina, Rusca, Luppi y Liberti.
Por su parte, el club Social Lanús llevó adelante el sábado 24 un concierto literario musical, que se inició con el Himno Nacional y luego la marcha Real Española, cuyas ejecuciones fueron saludadas con grandes aplausos. Luego el presidente de la entidad Perfecto Miguez pronunció un discurso titulado ¨Amor a la Patria¨. Luego continuó la señorita Lucia Marguerit con la poesía ¨Libertad¨ mientras que la pianista Angélica Luppi ejecutó la pieza de Henri Ravina ¨L¨Enfandt Perdu¨.Entre los asistentes se encontraba el intendente Alberto Barceló que ¨durante treinta y tantos años imperó en Avellaneda con furor entre los muertos y los vivos¨ según el historiador Gerardo Bra. Recordemos que ha ese partido pertenecía el antiguo Lanús. En cuanto a la comisión que llevó adelante el programa referido estaba integrada por José María Cao y Ernesto F. Escobio,. Entre otros Lanús.
En cambio la serie de actos preparados por las comisiones que presidían Justo Arechavala y Carque de la Para respectivamente y que se desarrollaron en el salón polieteama los Dos Leones, contemplaba entre otras cosas un baile popular, un baile de gala, reparto de golosinas, ropa y juguetes a los niños, como así también funciones teatrales, carreras de caballos y fuegos de artificios.
 El día 24, el periodista Carque de la Parra inauguró los festejos que culminaron en la madrugada del día siguiente con un gran baile familiar. Por otra parte, la aparición del sol fue saludado con dianas y otras demostraciones populares. A las dos de la tarde las instalaciones del mencionado salón fue inundado por los acordes del Himno Nacional y las voces de los niños de la escuela Sarmiento, del colegio Nacional Evangelista que cantaron sus estrofas con entusiasmo. En cambio los bailes populares, al igual que las demostraciones ecuestres y fuegos de artificios se realizaron en terrenos adyacentes al Ferrocarril del Sud.
Del otro lado de las vías, es decir del lado Este, también hubo festejos, Allí la ¨Comisión de Festejos del Centenario¨ estaba integrada por Juan B. Amestoy, Guillermo Gaebeler, Martín Duhalde, Felipe Castani, el doctor Grimaldo Sambianchi, Adolfo y Arturo Lob entre otros apellidos de los primeros habitantes de Lanús. Esa institución organizó actos en base a funciones patrióticas orquestales que concitaron una gran afluencia de vecinos.
En esas tierras que se conocían como ¨de Lanús¨, porque allí Anacarsis intentó fundar un pueblo, por lo que había construido el ¨Circo de Carreras¨ (hipódromo) Santa Teresa, dándole fama a la zona, aunque por razones económicas, ese intento fracasó. Sin embargo el apellido del fundador repetido por los amantes del turf que siempre decían ¨voy a lo de Lanús¨ cuando se vestían con sus mejores ropas y luego viajar en tren u otro vehiculo para llegar al hipódromo, por lo que esa frese sirvió para bautizar al pueblo.
Sin embargo, en 1910 el Circo de Careras ya no existía. Había iniciado sus actividades en 1871 y cerrado definitivamente en 1904.
 Las tierras donde funcionó y que se encontraban delimitadas por las actuales calles, Carlos Casares, Máximo Paz y las avenida Hipólito Yrigoyen y 25 de Mayo y luego fueron fraccionadas en 800 lotes que se vendieron entre tres y cinco pesos, según sus dimensiones y ubicación de cada uno de ellos. Terminaba una etapa en ese incipiente poblado. Como se dividió esa fracción, también hicieron lo propio con grandes extensiones de tierras otros propietarios.
Así se fue haciendo Lanús. Los antiguos dueños de las tierras se fueron desprendiendo de sus pertenencias y obtuvieron pingues ganancias, pero no se pensaba en dotar a la zona de infraestructura necesaria, que le facilitara la vida a sus nuevos propietarios. Al contrario, fueron los nuevos vecinos que ha fuerza de sudor fueron cegando los pantanos, construyendo precarios pasos de piedra, reclamando al mismo tiempo a las autoridades de Avellaneda alumbrado y todo lo que pudiera mejorar su calidad de vida. En ese marco de precaria infraestructura edilicia y sanitaria, el antiguo Lanús celebro con fervor el Primer Centenario Patrio.

BIBIOGRAFIA 
¨Memorias Curiosas¨ Juan Manuel Beruti 
¨Vida Política de Juan Manuel de Rosas a Través de su Correspondencia¨ tomo III Julio Irazusta . 
¨Atlas Histórico de la colección Nueva Historia Argentina¨, Mirta Zaida Lobato y José Suriano. 
 ¨Historia Gráfica ce la Argentina Contemporánea¨, Editorial Hyspamericana tomo V. 
 ¨Historia del Gremialismo Obrero¨, Oscar Troncoso. 
¨Manuel Díaz, un Pionero de Villa Atlántida¨ , Gerardo Scioscia. 
 ¨Aniversarios¨ doctor Dante Emanuel 
¨Del Pago del Riachuelo al Partido de Lanús¨, Alberto J,. de Paula, Ramón Gutiérrez y Graciela Viñuales. 
 ¨Barceló el Último Caudillo¨, Gerardo Bra en Todo es Historia N° 111

Comentarios

Seguidores