Mons. Frassia: "Que Dios nos ayude a construir una verdadera nación

Mons. Frassia: "Que Dios nos ayude a construir una verdadera nación
Miercoles 12 Jul 2017 | 08:31 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): ¨Compartiendo el Evangelio¨ es un espacio en el que el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frasia, vierte sus reflexiones sobre el Evangelio del domingo y se trasmite por varias emisoras de Capital y Gran Buenos Aires. Este domingo, que coincidió con el 9 de julio, día de la independencia de la Argentina, el prelado dedicó parte del espacio a la fiesta patria.       "Compartiendo el Evangelio" es un espacio en el que el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frasia, vierte sus reflexiones sobre el Evangelio del domingo y se trasmite por varias emisoras de Capital y Gran Buenos Aires.
Este domingo, que coincidió con el 9 de julio, día de la independencia de la Argentina, el prelado dedicó parte del espacio a la fiesta patria.
"Aquel 9 de julio de 1816 -expresó monseñor Frassia-, Francisco Laprida preguntó a los 33 congresistas de Tucumán si querían ser una nación libre e independiente, la respuesta fue clamorosa y positiva. Que hoy repitamos esa historia cuidando que nuestra nación, la República Argentina, sea libre e independiente de las presiones de afuera y también de las de adentro que, muchas veces, no respetan el bien común de nuestra nación. Que el Señor nos dé fuerza para que en este tiempo especial de crisis en la sociedad, en la familia y en la patria, el Dios de la Esperanza nos ayude a construir una verdadera nación. Que Dios nos ayude y la Virgen nos proteja. ¡Feliz día de la patria!
El llamado es para todos
En su reflexión sobre el Evangelio de este domingo VI durante el año, monseñor Frassia explicó que "Dios se revela a todos, no excluye a nadie, quiere estar con todos. Ofrece su amor, su misericordia, su ternura, su presencia, a todos. A veces los que pretenden ser sabios e inteligentes, hacen ineficaz la presencia y revelación de Dios, como que no lo aceptan".
"El camino de la humildad -continuó- nos abre a reconocer a Dios; reconocer la bondad y la belleza de la Creación, de la naturaleza; reconocer y respetar a los otros, que son nuestros hermanos. Pero a veces no hacemos esa lectura, porque reducimos la problemática al plano meramente social, como si el que es pobre y carente ya es humilde; y no es así.
"Muchas veces -señaló- la pobreza nos ayuda a ser humildes, pero se tiene que seguir haciendo un trabajo, un proceso liberador y pascual, donde todos tenemos que morir al pecado, a la soberbia a la indiferencia, a la burla, al rencor ¡y a tantas otras cosas!, para que en verdad uno pueda vivir como hijo de Dios y tratarse como hermanos. Por lo tanto, la pobreza evangélica no está reducida a la pobreza sociológica.
"Demos gracias al Señor porque el llamado es para todos, pero todos tenemos que escucharlo, aprender y responder, ser pacientes y humildes de corazón. Es cierto que todos tenemos una cruz, pero con Él esa cruz es más llevadera", concluyó el obispo de Avellaneda-Lanús.+

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