A Don MANUEL QUINDIMIL
Lo acompañé a su tumba
Un día que llovía,
Porque lloraba el cielo
Como lloraba yo,
Y vi sufrir su ausencia
A un Pueblo que lo amaba,
Y triste despedía
A su gran conductor.
Caudillo de los grandes…
¡Inmenso gladiador!,
Maestro indiscutible
Que honró su convicción,
Que no vendió su alma
Como los mercenarios,
Y fue leal a la gente
Que en él tanto creyó.
Que supo comprender
Que el mayor halago,
Era ser fiel a si mismo
Brindando lo mejor,
Y luchar por aquellos
Que más necesitaban,
Como lo hiciera Evita
Dándoles su amor
Por eso Don “Manolo”
Le dejo mi humilde canto,
Y sepa que no fue en vano
Su valiente gestión.
Lanús nunca lo olvida
Aunque pasen los años,
Y siempre lo llevaremos
Dentro del corazón.
Gabriel Tejo
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