La Buena Noticia de Jesús, entre las familias de Avellaneda y Lanús

La Buena Noticia de Jesús, entre las familias de Avellaneda y Lanús
Lunes 11 May 2015 | 11:15 am
 Mons. Frassia, predicando durante la misa.

Gerli (Buenos Aires) (AICA): Convocados por la Junta de Catequesis de Avellaneda-Lanús, cientos de familias con niños y personas discapacitadas se congregaron el sábado 9 de mayo en el Club El Porvenir para vivir una jornada de oración y reflexión animada por el lema “Llevemos como familia la Buena Noticia de Jesús”. El obispo diocesano, monseñor Rubén Frassia, exhortó a los jóvenes a dejar que Jesús llegue a sus vidas y llamó a las familias a transmitir la Buena Noticia de Jesús. 

Convocados por la Junta de Catequesis de Avellaneda-Lanús, cientos de familias con niños y personas discapacitadas se congregaron el sábado 9 de mayo en el Club El Porvenir para vivir una jornada de oración y reflexión animada por el lema “Llevemos como familia la Buena Noticia de Jesús”.
 El encuentro diocesano comenzó a las 14 en el estadio ubicado en Manuel Blanco Encalada al 400, de Gerli. Una hora más tarde comenzó la animación, y a las 15 el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, presidió la misa.
 En su homilía, el obispo recordó que la familia “es un regalo de Dios” e insistió en el amor que Dios tiene por todos. “
¡Esta tarde vinimos para decir que queremos vivir en familia, que deseamos que nuestras familias se salven y vivan el amor de Dios, y que podamos escuchar con atención su Palabra, porque nos habla al oído, al corazón, a la inteligencia y a la voluntad!”, afirmó el prelado.
 Monseñor Frassia sostuvo que se debe escuchar y obedecer a los papás; cuidar, amar y respetar a los hermanos, e insistió con vivir interesados por lo que le ocurre a los otros miembros de la familia. “La familia se la recibe pero también se la construye; se hace, y se va haciendo, con el esfuerzo cotidiano, con las cosas lindas, hermosas, simples y buenas”, dijo el celebrante.
 En otro tramo de su predicación, monseñor Frassia se dirigió a los niños y discapacitados y los animó a recibir a Jesús en sus vidas: “Queridos chicos, queremos llevarles la Buena Noticia y decirles que Jesús nos ama, que van a ser felices y tener paz en la medida que Jesús sea su amigo; que Él va a estar siempre en las buenas y en las malas, que los va a perdonar y levantar, porque está en medio de nosotros para darnos alegría, amor y paz”.
 Monseñor Frassia elevó una oración para que el Señor bendiga las familias, y también por los cristianos perseguidos a causa de su fe.
 “Que la Virgen y san José, en la Sagrada Familia, nos ayuden a hacer lo que Jesús nos diga; que nos den fuerza con nuestros labios, con nuestro corazón, con nuestra mirada, con nuestras manos, con nuestras obras, y que tengamos siempre la dicha de cumplir con nuestra misión. Como familia, ¡llevemos la Buena Noticia de Jesús!”, concluyó el obispo.+

 Texto completo de la homilía
Encuentro de niños y persona con capacidades diferentes 
Homilía de monseñro Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el Encuentro de niños y personas con capacidades diferentes (Club El Porvenir, Gerli, 9 de mayo de 2015) 

 Queridos chicos; 
 Queridos sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos, religiosas; 
 Queridas familias: 

 Estamos hoy aquí, en este encuentro, convencidos que como familia queremos reconocer y pedir la bendición de Dios. Sabemos que nuestra familia, con papá, mamá, hermanos y todos los que la formamos, es un regalo de Dios. 
 Dios nos regala a Jesús, nos regala su Palabra, nos regala a la Virgen María, a San José y a toda la Iglesia; nos dice que nos quiere mucho y que también nosotros podemos amar mucho; esto es posible porque Dios está con nosotros. ¡No tengamos dudas ni miedos: nos dio a Jesús, nos regaló a su Hijo! Su hijo murió en la cruz para quitarnos el pecado y darnos la vida eterna. ¡Cuánto nos ama Dios que es Padre!, ¡cuánto nos ama Dios que es Jesús!, ¡cuánto nos ama Dios que es el Espíritu Santo! 
 Esta tarde venimos de nuestras casas, de nuestras parroquias, de nuestros decanatos, para decir como Iglesia diocesana: ¡queremos vivir en familia!, ¡queremos que nuestras familias se salven y vivan el amor de Dios!, que podamos escuchar con atención su Palabra, porque nos habla al oído, nos habla al corazón, a nuestra inteligencia, a nuestra voluntad, para que con libertad podamos alcanzar la virtud del amor de Dios, la virtud de la caridad de Dios. 
 Ese amor tiene que estar y amasarse en casa, con nuestros padres. ¡Hay que escuchar y obedecer a los papás! ¡Hay que escuchar, cuidar, amar y respetar a los hermanos! Tenemos que interesarnos unos con otros para vivir en familia. La familia se la recibe pero también se la construye. Se hace, y se va haciendo, con el esfuerzo cotidiano, con las cosas lindas, hermosas, simples y buenas. 
 Queridos chicos estamos juntos -ustedes y nosotros- porque tenemos una vocación y una misión de familia para llevar como mandato a tantos chicos, a tantos jóvenes, a tantos adultos: llevarles la Buena Noticia y decirles “¿todavía no te das cuenta que Jesús nos ama?, ¿no te das cuenta que Jesús está en ti?, ¿no te das cuenta que vas a ser feliz y tener paz en la medida que Jesús sea tu amigo, tu compañero de viaje, que va a estar siempre en las buenas y en las malas, que te va a perdonar y levantar, que te va a decir ‘¡animo, dale para adelante, no te quedes en el suelo, no te destruyas, decí la verdad, se bueno, luchá, perdoná, pedí perdón!’?, ¿no te das cuenta que Jesús está en medio de nosotros para darnos alegría, amor y paz? 
 Hoy queremos decir, como Iglesia diocesana, como familia, que queremos llevar a Jesús a los demás; que tenemos que hacerlo en serio, de verdad, con ganas, con entusiasmo. También nosotros, a veces, estamos cansados, tristes y andamos en oscuridad, pero viene Jesús y nos ilumina para que iluminemos a los demás. 
 Te pedimos Señor que bendigas nuestras familias. Ayer le pedimos a la Virgen de Luján por nuestra patria. Te pedimos también porque en muchas partes del mundo hay gente intolerante, fanática, ideologizada, que no respeta la vida de los demás. 
 Muchos han matado a hombres, mujeres, niños, niñas, porque no pensaban como ellos. Decían “o te hacés musulman y renegás de tu religión o perdés la vida”. Pero muchísimos dijeron “a Jesús no lo voy a abandonar jamás”, y murieron. Son mártires, dieron la vida por Jesús: católicos, ortodoxos, cristianos, evangélicos, un ecumenismo de sangre; de todas partes afirmaron y afirman que es un derecho la libertad religiosa para creer y nunca jamás ser callado. Eso está pasando ahora, en Medio Oriente, en varios países y pueblos. 
 Hoy, como familia, queremos honrar el testimonio de todas esas personas que han dado la vida por Jesús. ¿Y saben por qué lo hicieron? Porque saben que Jesús es el Gran Amigo. ¿Y nosotros no vamos a hacer lo mismo?, ¿vamos a olvidarnos de Jesús?, ¿vamos a negarlo? ¡De ninguna manera! Cada uno tendrá su martirio, pero todos tenemos que dar testimonio de Jesús. 
 Que la Virgen y San José, la Sagrada Familia, nos ayuden a hacer lo que Jesús nos diga; que nos den fuerza con nuestros labios, con nuestro corazón, con nuestra mirada, con nuestras manos, con nuestras obras, y que tengamos siempre la dicha de cumplir con nuestra misión. Como familia llevemos la Buena Noticia de Jesús. 
 Que así sea. 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

Comentarios

Seguidores