“Pedir con fe puede sanar nuestros miedos”, dice Mons. Frassia

“Pedir con fe puede sanar nuestros miedos”, dice Mons. Frassia 
Martes 12 Ago 2014 | 09:17 am
 Jesús invita a tenerle confianza. La reflexión del obispo.

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo Rubén Frassia compartió una reflexión acerca del evangelio dominical. Destacó dos aspectos: la presencia de Cristo, que da firmeza y seguridad, porque “Él sana, cura y tiene poder sobre la naturaleza, sobre las cosas creadas”, y en segundo lugar, la confianza que Cristo pide que tengamos en Él, es decir, que “no por la fuerza de uno sino por la fuerza de Él en uno es posible obrar”. 

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, compartió una reflexión por radios del conurbano bonaerense y la capital federal acerca del evangelio dominical en el que Jesús pone a prueba la fe de los apóstoles, y particularmente la de Pedro, al aparecer en medio de la noche caminando sobre el agua.
 El obispo reconoció que el pasaje refleja una escena “muy hermosa” de la vida pública de Jesús: Después de haber dado de comer a tanta gente, después de haber rezado, despide a los apóstoles y luego va caminando sobre el agua hacia la barca y ellos creen ver un fantasma. La importancia de esto es que todos estamos representados en este simbolismo”.
 Monseñor Frassia explicó que la barca es el mundo o la vida, mientras que el mar se asemaja a los vaivenes, las dificultades, las contrariedades que cada uno tiene como familia, como sociedad, y las vicisitudes que producen los miedos. “Miedos personales, psicológicos, morales, sociales, laborales; miedo a vivir en pánico, con estrés, cansancio o depresión, ¡y tantas cosas más!”, enumeró el prelado.
 Dos cosas importantes destacó el obispo del evangelio: la presencia de Cristo, que da firmeza y seguridad, porque “Él sana, cura y tiene poder sobre la naturaleza, sobre las cosas creadas”, y en segundo lugar, la confianza que Cristo pide que tengamos en Él, es decir, que “no por la fuerza de uno sino por la fuerza de Él en uno es posible obrar”.
 “Muchas veces –comentó el obispo- no obramos, o no tenemos fuerza, porque no confiamos en que Él puede obrar en nosotros. Es importante pedirle al Señor que aumente nuestra fe. Tenemos pruebas en cantidades de que si uno pide a Dios, Dios obra; si le pedimos que nos escuche, nos escucha; si le pedimos que intervenga, interviene. Además de intervenir, Dios cambia nuestro corazón. Cuántas veces para salir de un vicio, de un pecado, de una debilidad, de una dificultad, si lo pedimos con fe somos curados”.
 Monseñor Frassia concluyó su reflexión invitado a pedir al Señor que aumente la fe y que la Virgen proteja a cada comunidad y a la Iglesia.+

 Texto completo de la alocución
Pedir con fe para sanar nuestros miedos 
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (Domingo 10 de agosto de 2014) 

" Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman". Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?". En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios". (San Mateo 14, 22-33) 

 Estamos ante una escena muy hermosa. Jesús, después de haber dado de comer a tanta gente, después de haber rezado, despide a los Apóstoles y luego va caminando sobre el agua hacia la barca y ellos creen ver un fantasma. La importancia de esto es que todos estamos representados en este simbolismo. 
 La barca es el mundo, la vida. El mar y el viento son los vaivenes, las dificultades, las contrariedades de la vida que cada uno tiene como familia, como sociedad y en estas vicisitudes o problemas se producen los miedos. Miedos personales, sicológicos, morales, sociales, laborales; miedo a vivir en pánico, con stress, cansancio, depresión, ¡y tantas cosas más! 
 Hay dos cosas importantes que quiero destacar: la primera es que la presencia de Cristo da firmeza, seguridad. Cristo sana, cura y tiene poder sobre la naturaleza, sobre las cosas creadas. En segundo lugar, Cristo nos pide que tengamos confianza en Él. Es decir que no por la fuerza de uno sino por la fuerza de Él en uno, uno puede obrar. 
 Muchas veces no obramos, o no tenemos fuerza, porque no confiamos en que Él puede obrar en nosotros. Es importante pedir “¡Señor, aumenta mi fe!” Tenemos pruebas en cantidades de que si uno pide a Dios, Dios obra; si le pedimos que nos escuche, nos escucha; si le pedimos que intervenga, interviene. Además de intervenir, Dios cambia nuestro corazón. Cuántas veces para salir de un vicio, de un pecado, de una debilidad, de una dificultad, si lo pedimos con fe somos curados. 
 Vamos a pedir al Señor que aumente nuestra fe y que la Virgen Santísima, Nuestra Señora de la Asunción, nos proteja como diócesis, como familia, como comunidades, como Iglesia, también como existencia y presencia en este mundo. 
 Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

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