Los Servicios Sacerdotales de Urgencia promoverán la integración federal y latinoamericana

Los Servicios Sacerdotales de Urgencia promoverán la integración federal y latinoamericana
 Miercoles 13 Nov 2013 | 12:14 pm
 Asamblea Nacional Anual de los Servicios Sacerdotales de Urgencia

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): Los Servicios Sacerdotales de Urgencia (SSU) de la Argentina acordaron trabajar para la promoción y creación de nuevos espacios de asistencia en las diócesis más populosas del país y en otros países del continente, donde esperan conformar una comunidad bajo la órbita del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam). La próxima asamblea nacional será en Mendoza durante los días 14, 15 y 16 de noviembre de 2014.

 Los Servicios Sacerdotales de Urgencia (SSU) de la Argentina acordaron trabajar para la promoción y creación de nuevos espacios de asistencia en las diócesis más populosas del país y en otros países del continente, donde esperan conformar una comunidad bajo la órbita del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
 Estas y otras conclusiones fueron el saldo la asamblea anual de los Servicios Sacerdotales de Urgencia realizada del 8 al 10 de noviembre en la diócesis de Avellaneda-Lanús. Participaron los referentes de los 17 servicios presentes en el país y dos fieles del Ecuador, que impulsan en Quito esta realidad pastoral a semejanza de la experiencia argentina.
 La primera actividad de los asambleístas fue participar de la misa de acción de gracias que el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, celebró para conmemorar el 38º aniversario del servicio diocesano. Durante la celebración, el prelado impartió la bendición que mandó el papa Francisco.
 En su homilía, monseñor Frassia valoró el trabajo que realizan acompañando el dolor de las personas con el servicio desde la caridad. “Es un trabajo encomiable, extraordinario… un servicio casi invisible”, manifestó.
 “Ustedes sacrifican ese día y sus familias los acompañan para que ese sacrificio tenga sentido y que de alguna manera al individualismo, a las cosas relativas, le den un sentido definitivo, absoluto, eterno, con una caridad gratuita a través del servicio y del voluntariado. ¡Hay que tener fe, hay que tener verdad, hay que tener amor y hay que perseverar en esta tarea que el Señor les ha encomendado!”, agregó el prelado.
 Luego de la Eucaristía, los asambleístas se trasladaron a la localidad de El Pato, donde sesionaron. Algunas de las mociones alcanzadas prevén la creación de la Confederación Latinoamericana de Servicios Sacerdotales (Conladeseu), el incentivo a nivel federal de nuevos servicios en diócesis populosas y el sostenimiento de las comunidades más endebles.
 La próxima asamblea nacional será en Mendoza durante los días 14, 15 y 16 de noviembre de 2014. Los organizadores invitarán al Servicio de Auxilio Nocturno Espiritual (SANE), presente en México; el SSU del Paraguay y otras representaciones de países latinoamericanos.+

Texto completo de la Homilia
 Asamblea Federal del Servicio Sacerdotal de Urgencia 
Homilía de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús en la misa de apertura de la 31° Asamblea Federal del Servicio Sacerdotal de Urgencia (Catedral de Avellaneda- Lanús, 8 de noviembre de 2013) 

 Queridos hermanos: 
 Es una alegría muy grande, como Iglesia y como Obispo, tenerlos a ustedes aquí porque al saber de su procedencia, el sueño de la patria grande se extiende a toda Latinoamérica con la presencia de todos y especialmente del Ecuador. La Iglesia no tiene fronteras y todos tenemos una misión que cumplir; recibimos una vocación y tenemos que devolverla con creces, gratuitamente, como gratuitamente recibimos el don de la fe. 
 El Año de la Fe, que estamos casi terminando, nos lleva a profundizar nuestra pertenencia a la Iglesia viva que es Jesucristo. Profundizar nuestra identidad y darnos cuenta que tenemos que vivir convencidos del don que recibimos y que tenemos que comunicar a los demás. Esta fe que nos hace tomar conciencia del espíritu sobrenatural de nuestra pertenencia a la amada Iglesia. Porque en la Iglesia no seguimos a hombres, seguimos a Jesucristo; seguimos el espíritu de Jesucristo del cual hemos sido engendrados, rescatados, redimidos, salvados y convertidos en sus discípulos y en sus amigos. 
 El misterio de la fe, como dice el Papa Francisco, nos lleva a la verdad y el amor. Las dos cosas son esenciales y nunca pueden estar ausentes si están sostenidas por la fe. ¡Qué cosa importante es que podamos vivir en la verdad!, la verdad objetiva, la verdad de Cristo, la verdad del misterio de la Iglesia, la verdad del misterio de los hombres, la verdad de la que formamos parte, que tenemos que recibir y testimoniar. Pero una verdad si no tiene amor, si no tiene caridad, sería una verdad fría. Ciertamente la caridad es esencial para que, con la verdad, sean inseparables y ambas estén sostenidas desde la fe. 
 Ahora estamos reflexionando el trabajo eclesial de ustedes, del Servicio Sacerdotal de Urgencia en sus diócesis, en sus países, donde se vive un carácter católico, universal, donde con cualquier persona que llame al Servicio está presente la Iglesia acompañándolos en ese momento difícil, de dolor, que para algunos podrá ser extremo y para otros no, pero que la Iglesia en su caridad sirve, unge al enfermo, lo consuela, lo bendice, lo salva Jesucristo. 
 Es un trabajo encomiable, extraordinario. Un servicio casi invisible. De noche, cuando la mayoría de las personas están con sus familias, ustedes sacrifican ese día y sus familias los acompañan para que ese sacrificio tenga sentido y que de alguna manera al individualismo, a las cosas relativas, a las cosas que son “sólo por hoy”, le den un sentido definitivo, absoluto, eterno, con una caridad gratuita a través del servicio y del voluntariado. ¡Hay que tener fe, hay que tener verdad, hay que tener amor y hay que perseverar en esta tarea que el Señor les ha encomendado! 
 El sacrificio de ustedes y de sus familias es como la oración con la que acompañan esa noche en el servicio, al saber que están comunicando algo que los supera y los trasciende: el amor misericordioso de Dios. Y cuánto bien uno hace a través de esta oración, de esta jaculatoria, de este Rosario, de esta Palabra de Dios, de esta presencia sin murmurar, sin cansarse, sin perder el tiempo, pero en fidelidad, en perseverancia, diciendo “¡aquí estamos Señor!” Es un trabajo oculto, invisible, pero tan necesario para la Iglesia, para nuestros hermanos, para todo hombre. Como decía Pablo VI “todo hombre es mi hermano, todo hombre es nuestro hermano”. 
 Que ustedes sean contentos de este servicio porque paga Jesucristo no pagan los hombres. Para perseverar, muchas veces hay que superar dificultades razonables y otras que no lo son pero que en nombre del Señor uno hecha la misericordia y en nombre del Señor el sacerdote hecha la bendición. Y Jesucristo le devuelve el beso del alma, de su ternura, de su amor y de su sacrificio único, inédito y eterno que es salvarnos en la cruz. 
 Es un momento de gracia: ¡cuántos hermanos nuestros, a lo largo de tantos años, han sido bendecidos y se han recuperado! Ustedes mismos, en sus experiencias, podrían contar perfectamente de personas que estaban casi en lo último y que con la bendición de Dios, con la oración de la Iglesia, con el servicio y presencia de ustedes, esas personas han recibido el beneficio de la bendición. 
 ¡Es hermoso trabajar por el Señor! ¡Es hermoso trabajar desde el Señor para nuestros hermanos! Que este trabajo pastoral-apostólico, sea extendido a muchas otras personas para que puedan participar en nuestras diócesis. ¡Que no se cansen de hacer el bien!, ¡no se cansen de perseverar! Recuerden que hacer el bien superando el mal es un canto de esperanza, un canto gratuito del amor de Dios que no tiene límite y que Dios lo concede misericordiosamente, en su bondad, a todos aquellos que se lo piden o que se acercan.
 Sabemos perfectamente que el bien no hace ruido y el ruido no hace bien, por eso trabajamos en silencio pero en un silencio de elocuencia, un silencio de vida, un silencio de verdad y un silencio de caridad. Si Dios lo sabe y los hombres son beneficiarios ¿qué más podemos pedir? 
 Que Dios bendiga vuestros Servicios Sacerdotales de Urgencia, que bendiga sus diócesis y que la Virgen nos siga acompañando a escuchar siempre a su Hijo, Jesucristo, el Señor. 
 Que así sea. 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, Obispo de Avellaneda Lanús

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