Mons. Frassia afirmó que seguir a Cristo implica un “perder” que es positivo
Jueves 27 Jun 2013 | 11:45 am
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, compartió una meditación sobre el evangelio del domingo. El obispo valoró el gesto de Pedro, por el cual es confirmado como Vicario de Cristo, e indicó que como fruto de la confesión se da la invitación a seguirlo como discípulos, aunque sabiendo que habrá sufrimiento, es decir, un “perder” algo por seguir a Jesús. Sin embargo, animó a seguir este camino, ya que ese perder “es más positivo porque uno sabe que está el Señor”, que prueba la fidelidad de sus seguidores. Se tiene que ser discípulo y estar dispuesto a dar todo “como Él, que dio todo por nosotros”, concluyó.
El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, brindó por diversas emisoras de la Capital Federal y el conurbano bonaerense un mensaje radial en el que compartió una meditación sobre el evangelio del domingo, en el que Pedro confiesa que Jesús es “el Mesías de Dios” y éste vaticina que deberá sufrir mucho, ser rechazado y condenado a muerte, para al fin resucitar.
El obispo valoró el gesto de Pedro, por el cual es confirmado como Vicario de Cristo, e indicó que como fruto de la confesión se da la invitación a seguirlo como discípulo. Seguirlo, sostuvo, significa “imitarlo, tomar sus enseñanzas, su doctrina, su persona”. Por eso también revela que habrá “sufrimiento, traición, persecución, encarnizamiento y muerte”.
Monseñor Frassia se refirió también a la persecución religiosa en algunos lugares del mundo, donde grupos fundamentalistas asesinan a los cristianos y queman sus iglesias, e indicó que son mártires por seguir fieles a Cristo: “Son testigos para cumplir con la misión, a cualquier precio, en obediencia a Él, a quien seguimos. Por eso hablamos de perder”.
Sin embargo, continuó, ese perder “es más positivo porque uno sabe que está el Señor, y por el Señor uno es capaz de perder ciertas cosas”. Este perder también implica ser probados para resistir, para permanecer, para perseverar y para cumplir con la misión, explicó.
Monseñor Frassia culminó su alocución señalando que si se quiere ser cristiano, se tiene que ser discípulo y estar dispuesto a dar todo “como Él, que dio todo por nosotros”. Por ello, hay que prestar atención a no olvidar la Palabra de Dios y no dejarse guiar solo por los sentimientos.+
Texto completo de la alocución
El obispo valoró el gesto de Pedro, por el cual es confirmado como Vicario de Cristo, e indicó que como fruto de la confesión se da la invitación a seguirlo como discípulo. Seguirlo, sostuvo, significa “imitarlo, tomar sus enseñanzas, su doctrina, su persona”. Por eso también revela que habrá “sufrimiento, traición, persecución, encarnizamiento y muerte”.
Monseñor Frassia se refirió también a la persecución religiosa en algunos lugares del mundo, donde grupos fundamentalistas asesinan a los cristianos y queman sus iglesias, e indicó que son mártires por seguir fieles a Cristo: “Son testigos para cumplir con la misión, a cualquier precio, en obediencia a Él, a quien seguimos. Por eso hablamos de perder”.
Sin embargo, continuó, ese perder “es más positivo porque uno sabe que está el Señor, y por el Señor uno es capaz de perder ciertas cosas”. Este perder también implica ser probados para resistir, para permanecer, para perseverar y para cumplir con la misión, explicó.
Monseñor Frassia culminó su alocución señalando que si se quiere ser cristiano, se tiene que ser discípulo y estar dispuesto a dar todo “como Él, que dio todo por nosotros”. Por ello, hay que prestar atención a no olvidar la Palabra de Dios y no dejarse guiar solo por los sentimientos.+
Texto completo de la alocución
Cuando “perder” también es positivo
Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (XII domingo durante el año, 23 de junio de 2013)
"Un día Jesús se había apartado un poco para orar, pero sus discípulos estaban con él. Entonces les preguntó: «¿quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías, y otros que eres alguno de los profetas antiguos que ha resucitado.» Entonces les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro tomando la palabra respondió: «Tú eres el Mesías de Dios.» Jesús les hizo esta advertencia: «No se lo digan a nadie». Y les decía: «El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Lo condenarán a muerte, pero tres días después resucitará.» También Jesús decía a toda la gente: «Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa mía, la salvará.” (San Lucas 9, 18-24)"
En este texto encontramos la confesión de Pedro, por la cual es confirmado. El discípulo le dice “tú eres el Mesías de Dios”, Jesús lo confirma y Pedro pasa a ser el Vicario de Cristo. Además Cristo revela lo que será el sufrimiento, la traición, la persecución, el encarnizamiento y la muerte; pero también revela que el Hijo del Hombre va a resucitar. De la confesión está la invitación a que nosotros lo sigamos como discípulos. Seguirlo significa imitarlo, tomar sus enseñanzas, su doctrina, su persona.
¿Cuál es el misterio de hoy? Cristo viene a salvarnos, entregándose por nosotros hasta el final, dispuesto a darse todo; por eso el cristiano tiene que estar dispuesto a dar todo de sí.
En estos días, en China, un grupo fundamentalista está persiguiendo a los católicos, a los cristianos, matándolos, quemando capillas e iglesias, dentro de un brote de persecución muy importante. Está ocurriendo en China y en tantos otros lugares donde el cristiano es discípulo, testigo y también mártir.
Mártir para seguir fiel a Cristo. Mártir y testigo para cumplir con la misión, a cualquier precio. El acto supremo de fidelidad en la obediencia a Él, a quien seguimos y no a los hombres. Por eso hablamos de “perder”.
Pero ese “perder” es más positivo porque uno sabe que está el Señor, y por el Señor uno es capaz de perder ciertas cosas. Sabe que estamos para ser más humanos, pero también sabe que tenemos que ir purificando nuestra humanidad.
Perder significa también verificar, ser probados como el oro en el crisol. Tenemos que ser probados para resistir, para permanecer, para perseverar y para cumplir con la misión.
A veces hay ignorancia cuando uno se olvida de la Palabra de Dios; ya sabemos que la sociedad actual no le da mucha importancia a la Palabra de Dios e incluso -también a veces- a Dios se lo considera un extraño. De Allí que Dios no incide en nuestra vida.
Otras veces damos más importancia al sentimiento: “yo hago lo que siento, a mi manera” y el sentimiento lo constituyo como una norma, una ley, y así justificamos todo. Pero hermanos, así no es. Con esta actitud seremos reforzadores de mentiras, médicos de nada, seremos vacíos. Después está el orgullo, la suficiencia que impide la participación de Dios en lo humano y de lo humano en lo divino.
Finalmente, es necesario saber discernir: ¿qué cosa entra en tu vida?, ¿qué cosa no debe entrar?, ¿qué cosa tiene criterio?, ¿qué cosa no tiene criterio?, ¿qué cosa tiene verdad?, ¿qué cosa tiene mentira?, ¿qué cosa es justa?, ¿qué cosa es injusta?, ¿qué cosa tiene solidez?, ¿qué cosa es corrupta?
Hermanos, si queremos ser cristianos tenemos que ser discípulos y estar dispuestos a dar todo como Él, que dio todo por nosotros.
Les dijo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
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