Reflexiones de Mons. Rubén Oscar Frassia

Reflexiones de Mons. Rubén Oscar Frassia 
 Miercoles 23 Ene 2013 | 10:33 am 
Mons. Rubén Frassia 
 Avellaneda (Buenos Aires) 
(AICA): Con el título “Compartiendo el Evangelio”, todas las semanas y desde hace varios años, el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, comparte con sus fieles diocesanos y con los oyentes de algunas radioemisoras de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires unas reflexiones sobre el evangelio del domingo. Así, de acuerdo con los consejos y recomendaciones del Santo Padre Benedicto XVI, agrega al púlpito este otro areópago que son los medios modernos de comunicación social, desde los cuales puede llegar a un auditorio más amplio con su palabra de pastor y guía de la comunidad cristiana.

Con el título “Compartiendo el Evangelio”, todas las semanas desde hace varios años, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, comparte con sus fieles diocesanos y con los oyentes de algunas radioemisoras de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires unas reflexiones sobre el evangelio del domingo.
 De esta manera, de acuerdo con los consejos y recomendaciones del Santo Padre Benedicto XVI, agrega al púlpito este otro areópago que son los medios modernos de comunicación social, desde los cuales puede llegar a un auditorio más amplio con su palabra de pastor y guía de la comunidad cristiana.
 Cristo es la Luz que viene para todos 
 El domingo 6 de enero, fiesta de la Epifanía, tras describir el episodio evangélico de los Reyes Magos, quienes siguiendo la luz de una misteriosa estrella buscaron al recién nacido Jesús y lo adoraron, monseñor Frassia recordó que “la presencia de Cristo es la luz que viene para todos, la luz que es la Verdad, la luz que es gracia, la luz que es redención, que es salvación”, y agregó que “quien está en la Luz vive en la Verdad, vive en la Gracia, ya vive como Redimido y anhela la Salvación”.
 Más adelante el obispo señaló que la importancia y el significado de los Magos reside en que “el Señor viene para todos, no viene sólo para algunos, y cada uno tiene una estrella para buscarlo, y cuando lo encuentra no puede quedar igual; su vida cambia, se transforma, se modifica, se hace luz”.
 Por último, monseñor Frassia dijo que así como Jesús se manifestó a los reyes de Oriente, “la Iglesia no puede reducirse ni a los blancos, ni a los negros, ni a los amarillos, ni a los pobres, ni a los ricos; no queda sometida a las diferencias geográficas, sociales, culturales o de fronteras, porque Dios viene para todos y todos tenemos que encontrarnos con el Señor”.
 Bautizados para vivir una vida nueva 
 El domingo 13 de enero, fiesta del Bautismo del Señor, luego de exponer el pasaje evangélico en el que Juan bautiza a Jesús en el Jordán, monseñor Frassia señala que “también nosotros tenemos que renovar nuestro bautismo, renovar las promesas bautismales, renovar nuestra fe en el Señor, especialmente en este Año de la Fe al que fuimos invitados por el papa Benedicto XVI, y tenemos que vivir una vida definitiva porque ser cristianos es vivir una vida nueva, ser cristianos es seguir los pasos de Cristo.
 Nuestro bautismo y nuestra adhesión al Señor se mantienen sobre todo en la oración. Para vivir nuestro bautismo, no podemos dejar de orar, pues quien no reza no respira y quien no respira se muere. Es el Espíritu Santo que nos hace tener los mismos sentimientos de Jesucristo, para ser un solo corazón y una sola alma en el Pueblo de Dios”, concluyó el pastor de Avellaneda.
 El milagro de la fe 
 El domingo 20 de enero, monseñor Frassia dedicó su reflexión al primer milagro obrado por Jesús en las Bodas de Caná, gracias a la fe de María que sin dudar un instante “obligó” a su hijo Jesús a transformar el agua en vino y solucionar un serio problema de la fiesta de bodas.
 “Solo la fe -dijo monseñor Frassia- permite ver a Dios que está presente. Por la fe sabemos que todos tenemos dones y carismas, pero que siempre estamos unidos en el Señor y que nunca podemos abusar de los privilegios personales”. Y concluye: “Pidamos al Señor vivir el milagro de la fe cotidianamente, de un modo ordinario, y ver la realidad con espíritu sobrenatural. Que en este Año de la Fe aumentemos nuestra fe y podamos vivirla en plenitud” .+

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