RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO





No sos: te sentis. ¿o te hacés? 11/08/09
Por Alfredo Grande
“no es lo mismo un cooperativista que un pequeño burgués sin plata”(aforismo implicado)


Estudios sobre la "pobreza subjetiva"Siete de cada diez argentinos se sienten pobres, a pesar del INDEC. Los poco más de 1.000 pesos que, según el INDEC, necesita una familia tipo en la Argentina para no ser pobre tienen poco que ver con la percepción de la gente. Según estudios privados con datos para el primer semestre del año, siete de cada diez argentinos se sienten pobres, más allá de lo que digan las estadísticas oficiales. La inflación real, que subsiste en un piso del 15% anual, y la suba de servicios como la educación y la salud, que inciden mucho sobre la sensación de las familias en cuanto a su capacidad de consumo, explican el fenómeno."La percepción de pobreza (Pobreza Subjetiva) al primer semestre de 2009 fue de 70,8%", precisa la economista Victoria Giarrizzo, profesora de la UBA y directora del CERX, la consultora que realizó el relevamiento que fue adelantado a Clarín. Y agrega: "Pero lo que más llama la atención es que subió notablemente en este semestre la Línea de Pobreza Subjetiva (LPS): el 37,3% de la gente está diciendo que con sus ingresos mensuales no cubre sus necesidades básicas de subsistencia (lejos del 15% de pobreza que dice el gobierno)".Los trabajos sobre "pobreza subjetiva" tienen ya una tradición en los Estados Unidos y Europa, pero son relativamente recientes en la Argentina. La percepción de esta condición es una variable clave para moldear expectativas, ya que quienes se sienten pobres actúan como tales, caen en el desánimo y tienden a ver una perspectiva sombría a futuro.(Diario Clarín 07/08/09)(APe).- Estamos en la democracia de las sensaciones. Quizá podríamos decir que las sensaciones que no afecten la moral pública ni arrasen con las leyes vigentes, están exentas de las autoridades de los magistrados. Casi de la misma forma que está exento de la autoridad de los magistrados el policía liberado en Rosario luego de llevarse sin el menor riesgo personal, varios miles de pesos de una infortunada contribuyente. De todos modos, es bueno aclarar que no es lo mismo una sensación, una acción o una alucinación. El ministro Aníbal Fernández aclaró, no me acuerdo en qué oportunidad, que no había aumentado la inseguridad, pero sí la sensación de inseguridad. Me pareció mucho más grave. Por sensaciones penosas, por celos mal reprimidos, como los de Otelo y el Julián de La Verbena de la Paloma, los mayores desastres llegan con muchísima más rapidez que la ambulancia de PAMI. Se dirá que no es mérito alguno, pero no se me ocurrió otra comparación. Una sensación, una vivencia, un sentimiento, pueden, y frecuentemente lo hacen, alterar el sentido de la realidad. Pero, para desgracia propia, la realidad tiene más de un sentido. Estar fuera de la realidad es grave, pero estar solamente dentro de la realidad, puede ser más grave todavía. Estamos capacitados solamente para detectar graves alteraciones de la realidad. En ese caso estamos frente a una persona psicótica, un general majestuoso, un gobernante evaluando un resultado electoral, o alguien que le sigue creyendo al indec. La enumeración no es exhaustiva, naturalmente. En las guardias médicas de antaño circulaba un chiste: un hombre tomaba un alka seltzer y se masturbaba. Muy alegre decía: esto es vida: champán y mujeres. Con la clase media pasa algo parecido. Se masturbó tanto con el consumo que llegó a tener sensaciones de clase alta. Confundió (no es para menos, por algo está en el medio) gordura con hinchazón, aserrín con pan rallado, deudas con efectivo. Los ideales burgueses han calado hondo y profundo en la clase trabajadora, y la aspiración a ser menos proletario y más propietario sigue vigente. Y no digo solamente propietario de la casita, lo que tiene utilidad para no tener que volver a la casita de los viejos, lo que sin dudarlo es un bajón. Digo propietario individual de la mayor cantidad de bienes posibles. Incluso los necesarios. Propietario incluso de los hijos, disputados como mercancía propia en interminables juicios de divorcio. Propietario de celulares, zapatillas carísimas, computadoras personales, ropa impersonal, etc. El consumismo, ese delirio donde solamente se consume consumo, es la contracara del crimen del hambre, la falta de educación, la escasez de cloacas, agua potable, saneamiento ambiental. Incluso bosques, como las compañeras wichis han tenido que denunciar en la orgullosa ciudad de los Buenos Desaires. La denominada Pobreza Subjetiva es la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. Las necesidades básicas siguen estando insatisfechas para millones de personas, pero para un número igualmente importante de otras personas, las necesidades no básicas no pueden no estar satisfechas, porque entonces el resultado no es la carencia sino la depresión. Además pobreza subjetiva no es lo mismo que una subjetividad empobrecida. El capitalismo financiero, el capitalismo del “deme dos”, de las tarjetas de crédito con ofertas para idiotas, es también, una forma de ser que cada vez tiene menos privilegios. Y la pérdida de los privilegios, y no solamente los jubilatorios, hace sufrir. Subjetividad empobrecida que ha desterrado toda forma de solidaridad que no sea por débito automático. La talentosa cantante que descubre que una tarjeta bancaria es la que “le da cada día más” no es solamente la marca de una decadencia ética y artística, sino la confirmación que el consumir genera la alucinación del tener. La pobreza objetiva es un dato de la percepción: se mira, se toca, se huele, se palpa. Cualquiera se da cuenta, sin necesidad de expertos de consultoras. Ahí sí que podemos decir: es lo que hay. Nada para escandalizar. Más acá que “el escándalo es la cara visible de la hipocresía”. Lo que debería escandalizar en todo caso, ni siquiera es la pobreza. El absoluto escándalo es la riqueza, o sea, la apropiación absoluta del trabajo de miles de millones de trabajadores. Por eso es más empático hablar de pobres que de super explotados. Frente a la barbarie de la miseria y la exclusión social, ya que de eso se trata, y no sólo de pobreza, algo más profundo se abre paso. Una visceral indignación y el caldo de cultivo del odio más digno que cualquier sujeto debe tener: el odio a los asesinos de la vida. Pero la clase media y la clase trabajadora ganada por el discurso del consumismo, no lucha. Negocia. Del piquete a la paritaria. La Ce Ge Té es un Ta Te Ti de gordos. Hablar de aristocracia proletaria quizá suene como el tañido de viejas campanas. Sin embargo, la necesidad de expropiar a la clase trabajadora de su “conciencia-inconciencia de clase”, es vital para que el capitalismo se ría (de nosotros, naturalmente) mientras el neoliberalismo llore (aunque por cierto con lágrimas de cocodrilo y cocodrila). Subjetividad empobrecida, no por falta de consumo, sino por falta de la conciencia de su propio fundante histórico y político. Clase trabajadora que ve en la clase media un espejo lejano, pero aún posible, aunque hasta el quini sea más seguro que el 82% móvil. Clase alta que ve en la clase media un espejo cercano, pero preferible al terror de una caída sin red en los laberintos de la exclusión. La clase media funciona como un biombo para esperanzar al pobre y para impedir el pánico del rico. No es lo mismo ser pobre que ser resentido por el consumo perdido. No es lo mismo ser pobre que rico contrariado. Quizá la tarea de la militancia popular es mostrar a los pobres subjetivos que su mayor fortaleza es conocer su pobreza objetiva y que su riqueza subjetiva es luchar por todo sin tener que implorar por nada.Desterrando de la subjetividad a ese pequeño, pequeño burgués deprimido, para sostener el orgullo del ser y el hacer del proletario combativo.

Que vengan los bebés. Madres, abstenerse 12/08/09
Por Oscar Taffetani
(APe).- El diario Norte de Resistencia, Chaco, publica en primera plana que el 60% de las muertes infantiles en esa provincia corresponden a recién nacidos. Proporciona el dato Edgardo Szyld, ejecutivo de Fundasamin (Fundación para la Salud Materno Infantil). La mencionada fundación lleva adelante, junto a UNICEF y al Ministerio de Salud de la Nación, un programa de formación y capacitación de especialistas en cuidados neonatales.“Los cursos -leemos en la nota- se realizarán en el Hospital 4 de Junio de Sáenz Peña durante los meses de octubre y noviembre, con la visita de destacados profesionales en la salud neonatal”.“Para brindar una atención personalizada y de calidad -ha declarado Adriana Gorenstein, coordinadora del proyecto- es necesario adquirir conocimientos especiales que redunden en una mejor prestación del servicio sanitario para niños recién nacidos”.
El cordón umbilical
La naturaleza nos recuerda, mediante ese conducto nutricio llamado cordón umbilical, que donde hay un bebé recién nacido hay, casi siempre, una madre; una madre que gesta y hace crecer al embrión humano en su vientre; una madre que, roto el cordón umbilical, lo reemplazará por otras formas de lenguaje amoroso -tales los pechos maternos- o bien con la simple, ancestral rutina, de dar la leche al bebé. Claro que si la madre apenas llega a los 40 kilos de peso (como se ha visto y denunciado repetidamente, sin que ello le quite el sueño a los funcionarios) será difícil que el bebé nazca con el peso apropiado, que se alimente de manera apropiada y que se inmunice contra tantas acechanzas que pondrán en riesgo su vida, no bien llegado a este mundo.Una estadística de Unicef publicada por estos días dice que de 1.920 nacimientos diarios, 606 (es decir, un 31,6%) se producen en hogares pobres. Al decir de varios especialistas, el dato de Unicef no se condice con la realidad, y ni siquiera con la percepción empírica de esa realidad.“Veinticinco niños por día, en la Argentina –observa Edgardo Trivisonno, ex subsecretario de Salud de la comuna porteña- jamás llegarán al año de vida, 30 no alcanzarán los 5 y los que lleguen a sobrevivir, estarán condenados a una adolescencia o juventud sin oportunidades (…) De los 10 millones de niños argentinos de 0 a 14 años, el 57 % es pobre. Y peor aún: el 25 % es indigente”.
Y vendrá el Futuro
La metáfora del cordón umbilical pone en cuestión la política de Salud del gobierno del Chaco en particular y la del Estado argentino en general.¿Acaso creen los funcionarios que disminuirán los lamentables índices de mortalidad infantil del país organizando cursos de primavera para enfermeros y neonatólogos? ¿Creen ellos que puede salvarse a un niño que llega irreversiblemente desnutrido al hospital sin atender a la situación de su madre y sin resolver el cuadro de miseria que produjo la desnutrición?Un lento genocidio, a causa del hambre, se sigue consumando en el Chaco y en otros territorios argentinos de pobreza. Las repetidas denuncias y condenas -incluso, de la Corte Suprema- todavía no han hecho reaccionar a una dirigencia que es autora -o por lo menos cómplice- del crimen.Un día vendrá el Futuro a reclamarnos, con duras e inesperadas formas, por todos esos niños muertos.

Cinismo en Mosconi 13/08/09
Por Néstor Sappietro
(APe).- Hace apenas unos días nos referíamos a la muerte de Bartolomé, el hijo del cacique Lucio Juan, que tenía dos años, pesaba diez kilos y murió por desnutrición. Decíamos entonces que los pibes de la comunidad wichí se nos siguen muriendo como si nada fuera. Esas muertes que el olvido naturaliza suceden lejos de cualquier escándalo mediático.
General Mosconi, al norte de la provincia de Salta, es una de las dos reservas de gas y petróleo más grandes del país. La cuenca del noroeste, donde está Mosconi, tiene reservas comprobadas por 29.949.000 metros cuadrados de petróleo y 161.748.000.000 metros cúbicos de gas, abasteciendo a diferentes provincias, así como también a países vecinos como Chile y Brasil. Por el mismísimo terreno donde se enriquecen las empresas multinacionales, el hambre pasa acribillando a nuestros pibes.
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