RESUMEN DE LA AGENCIA INFORMATIVA PELOTA DE TRAPO


La vida está en otra parte
20/09/07
Por Oscar Taffetani
(APe).- Desde enormes carteles, visibles noche y día, o bien desde afiches y pintadas superpuestas en las paredes de la ciudad, los candidatos sonríen.

Bah, algunos sonríen. Porque otros están muy serios, como queriendo trasmitir a sus potenciales votantes la gravedad del momento argentino.
Y están los que no sonríen ni están serios ni nada. Los que se limitan a ejercer eso que los manuales de instrucción cívica llaman “el derecho a elegir y a ser elegido”.
Del otro lado, frente a los carteles, los afiches y las pintadas, hay ciudadanos, gente común, gente con una (o más) desilusiones a cuestas.
Gente que tal vez está sola y espera (como aquel hombre que imaginó Scalabrini Ortiz). O que no está sola y ya no espera. O cualquier otra variante posible.
Muy lejos de ese diálogo silencioso entre los carteles y el público, entre la política profesional y sus destinatarios, discurre la vida.
La vida, sí, en sus infinitos recodos y lugares. La vida en una dimensión desconocida e inabarcable. La vida.
Historia reciente
“La Argentina vive su jornada electoral más fría desde el retorno de la democracia”, titulábamos en un diario el domingo 14 de octubre de 2001.
“Para conseguir este clima de indiferencia casi hostil -escribía el cronista- se conjugaron varios factores. Uno de ellos, fuera de toda discusión, la imagen de irredimible ineficacia que exhibe en general la llamada ‘clase política’ (...) el segundo es el contexto en que se vota: una colosal incertidumbre sobre el futuro de nuestra economía (...) un clima social complicado y sin horizontes para amplias capas de la población...”
Huelga precisar que apenas dos meses después de aquellas frías elecciones legislativas de octubre de 2001 -cuyo alerta fue sistemáticamente desoído por la dirigencia gobernante- se produjo el estallido del 19 de diciembre de 2001, que acabó con el gobierno de la Alianza y que abrió una brecha profunda, acaso irreparable, entre la dirigencia política profesional y las bases populares. La brecha quedó expresada en una consigna de momento olvidada: “Que se vayan todos”
Sabido es que la historia no se repite. O que por lo menos (para no olvidar a aquel Marx del 18 Brumario) no se repite con exactitud. Más que un círculo, el camino que hace la historia se parece a una espiral.
Reciclados y reciclables
Un candidato presidencial -de los 14 que se presentan en estas elecciones nacionales del 28 de octubre- utiliza como eslógan de campaña la frase “Otro país es posible”.
Ese eslógan fue acuñado por una coalición de centro-izquierda (el Frente Grande) una década antes. Pero el Frente Grande ya no existe.
Parecería que un nuevo candidato, de otro signo ideológico, encontró la consigna abandonada, le quitó el polvo frotándola con el codo y la puso otra vez en circulación...
Así también -y una ojeada a las listas de estos comicios lo confirma- existen candidatos reciclados. Y candidatos reciclables. Libres de ataduras ideológicas, políticas o morales, ellos le prestan sus servicios al poder de turno.
¿Por qué quedar inmortalizados en un solo gesto, habiendo tantos gestos, tantas fotografías y tantos nuevos momentos posibles? pensarán.
La ironía no alcanza a disimular nuestra tristeza.
Menos mal que la vida, como escribió un anónimo y joven poeta del Mayo Francés, está en otra parte.

La vigencia de la tortura
18/09/07
Por Carlos del Frade
(APe).- La tortura se sigue aplicando en la Argentina. Una práctica que necesita de maestros dispuestos a enseñar y alumnos que se hagan responsables de multiplicar semejante conocimiento, de llevarlo a la práctica. Las nuevas generaciones de las policías provinciales, más allá de ciertos discursos que hablan del cierre histórico de la noche carnívora de 1976, vuelven a fichar en el oscuro río de las sectas de la picana y palizas descomunales contra los muchachos desesperados. Continuidad del sistema en lo económico, continuidad del sistema por abajo, con la mano siempre dura y disciplinada para domesticar a los díscolos y mostrarse alerta al servicio del orden de las minorías. En pleno tercer milenio, en la provincia de Córdoba, las noticias hablan de los apremios ilegales. Postales de otros tiempos que, sin embargo, son de estos días, de estos tiempos. Maximiliano tenía veintiún años. Lo acusaron de intentar robar un quiosco. Fue detenido por integrantes de la comisaría 12, del barrio Colón, de la capital cordobesa. Lo molieron a golpes de borceguíes, según constató el médico del propio penal. Falleció el mismo día en que la provincia elegía su gobernador. Aunque sus padres denunciaron el caso ante los tribunales, ningún policía fue indagado por el fiscal Rubén Caro. En la localidad de San Francisco, al noreste de la provincia de Córdoba, un pibe de solamente diecisiete años fue encontrado ahorcado en una de las rejas de la alcaidía de la departamental policial. El chico fue detenido por ser uno de los tantos miles de adictos que existen en la Argentina. Adictos, aquellos que no pueden decir, aquellos que no pueden contar sus necesidades con sus propias palabras, aquellos desesperados que fueron invadidos por la soledad impuesta a fuerza de tanto saqueo impune. Los padres del muchacho contaron que se había fugado varias veces de un instituto que, supuestamente, tiene como objetivo la llamada “rehabilitación” de los consumidores consumidos. Las fugas eran consecuencia de los malos tratos recibidos, cosa que denunciaron pero que nadie tomó en cuenta. -Yo pensaba que me lo iban a corregir en ese lugar y en cambio terminaron con su vida -dijo Mercedes de Roldán, la mamá del pibe que ya no está en el mundo de los vivos. Según la explicación policial, el adolescente usó la funda del colchón, la cortó en tiras y con ellas fabricó la soga del final. El caso fue caratulado como “muerte de etiología dudosa” y según los testimonios recogidos por el periodismo, "el colchón no tenía la funda" como asegura la Policía y, por otro lado, “los familiares remarcaron que la celda estaba vacía y que ningún personal advirtió lo que estaba realizando su hijo cuando estaba encerrado”, señalaron las fuentes consultadas. Lo que ya no hay dudas es que el castigo, los apremios ilegales y las torturas continúan siendo una práctica vigente en las mayorías de las fuerzas de seguridad provinciales en la Argentina del tercer milenio. ¿Quiénes son los maestros de semejante pedagogía?
Fuentes de datos:Boletín Informativo de CORREPI 09-09-07Diario La Voz del Interior - Córdoba 13-09-07

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