Las pistas sugeridas por monseñor Margni para la Cuaresma

Las pistas sugeridas por monseñor Margni para la Cuaresma 

7 DE MARZO, 2022

AVELLANEDA (BUENOS AIRES) (AICA) El obispo de Avellanda-Lanús se refirió a un camino de conversión que ayude a madurar en la fraternidad y puso la mirada en tres gestos que pueden sostenerlo: escuchar, hacerse cercanos y cuidar. 

Las pistas sugeridas por monseñor Margni para la Cuaresma 

Carta pastoral de Cuaresma del obispo de Avellaneda-Lanús 

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Julián Margni, difundió su primera carta pastoral de Cuaresma junto a esta comunidad diocesana, en la que da “pistas” surgidas del Evangelio para vivir este tiempo litúrgico como “camino de conversión que ayude a madurar en fraternidad, como tiempo de retorno a Dios en el encuentro con el otro, con las y los otros, con cada hermana y hermano”. 

 

En prelado puso la mirada en tres gestos que pueden sostener este camino: escuchar, hacerse cercanos, cuidar. 

 “Escuchar no surge siempre espontáneamente ni se improvisa; implica una decisión y, con mucha frecuencia, un trabajo interior. Escuchar supone hacer silencio, silencio de los labios y también del corazón, que realmente dé lugar al otro y a su palabra. Supone no anticiparse al otro, sino acoger, con una apertura sincera y sin intenciones ocultas, su palabra. Supone tomarse el tiempo, dar tiempo a la escucha”, explicó. 

El obispo sostuvo que con la llamada a escuchar viene también la llamada a hacerse cercanas y cercanos, y advirtió: “En una humanidad desgarrada por enfrentamientos (cerca o lejos), en la que desigualdades de todo tipo llegan al extremo de lo inhumano, cristianas y cristianos no podemos hacer oídos sordos”. 

 “El ejercicio de la ‘limosna’, la solidaridad concreta, y en cierto modo también el del ayuno, practicados con el mismo espíritu que Jesús y según su enseñanza, nos encaminan en esta dirección: el camino de una cercanía real, sin ostentaciones ni hipocresías, con quienes sufren en nuestro tiempo. Cada una y cada uno, y también cada comunidad, sabrá recrear -¡el Espíritu que habita en nosotros es un Espíritu creativo!- esta cercanía de Jesús en su propia vida”. 

En tercer lugar, monseñor Margni se refirió al significado profundo de cuidar, y subrayó: “Nuestra identidad más genuina, nuestro rostro más auténtico, no es el de maestros y guardianes de una doctrina moral, sino el de un pueblo que, con amor entrañable, genuino y humilde, cuida la vida”. 

En este sentido, alentó a la comunidad a profundizar en el delicado arte del cuidado aprendido durante la pandemia, y detalló: “Cuidar la vida de quienes están a nuestro lado, velar ante todo por la vida de las personas más vulnerables y expuestas. Cuidar los espacios compartidos, los ámbitos de encuentro, para que sean sanos en todos los sentidos. Cuidar la vida de quienes están expuestos a violencias y abusos de distinto género. Cuidar la vida de la tierra, nuestra casa común; custodiar la belleza, la diversidad, la integridad de todo lo creado”. 

 El obispo enfatizó que quiso proponer “estas sencillas sugerencias para animarnos mutuamente a entrar por esta senda” y alertar: “En vano sería cualquier esfuerzo de sinodalidad, si no experimentáramos realmente el desafío y la belleza del don de la fraternidad”. 

“En varias ocasiones me han preguntado en estos meses hacia dónde quiere ir el obispo. Mi respuesta podría ser ésta: quisiera que, como Iglesia diocesana de Avellaneda-Lanús, pudiéramos redescubrir juntos la llamada y la gracia de la fraternidad, que brota del corazón mismo del Evangelio, como nos lo viene recordando continuamente el papa Francisco”.+

Comentarios

Seguidores