La Obra de Don Bosco tiene su capilla en Avellaneda

La Obra de Don Bosco tiene su capilla en Avellaneda
 Martes 3 Mar 2015 | 11:47 am
 Mons. Frassia celebró la primera misa.

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): La comunidad religiosa del oratorio Centenario Don Bosco, de Avellaneda, celebró la inauguración y bendición de su capilla, dedicada a san Juan Bosco. La primera celebración eucarística fue presidida por el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, quien exhortó a la comunidad salesiana a “no perder la identidad de ser buenas personas y cristianos en serio”.

 La comunidad religiosa del oratorio Centenario Don Bosco, de Avellaneda, celebró la inauguración y bendición de su capilla, dedicada a san Juan Bosco. La primera celebración eucarística fue presidida por el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, el domingo 1º de marzo por la mañana.
 Monseñor Frassia se mostró alegre de poder inaugurar el templo y valoró el esfuerzo de los sacerdotes, de la comunidad y de los donantes que se comprometieron para erigir el templo. Aseguró que el significado más profundo de esta capilla es la presencia del Señor: “Dios está aquí, y es muy importante venir a visitarlo, venir a tomar fuerza, ser agradecidos y tener la fortaleza de vivir una vida más digna, de identidad cristiana”.
 El obispo alentó a la comunidad a rezar para encontrar en Dios las fuerzas necesarias para vivir. Aseguró que vivimos en un mundo “triste y sin entusiasmo” porque “no sabemos recurrir a la fuente y a la fuerza de la oración”.
 Comentando el pasaje de la Transfiguración del Señor, monseñor Frassia consideró que la voz de Dios reconociendo a Jesús como el Hijo muy amado, a quien se debe escuchar, identifica a todos los bautizados en la comunidad de discípulos. Por ello, invitó a la comunidad salesiana a vivir comprometidos, siendo coherentes y cercanos a las necesidades del prójimo, y los exhortó a “no perder la identidad de ser buenas personas y cristianos en serio”.
 “Que María Auxiliadora nos ayude a vivir intensamente nuestra vocación, y que el Señor nos dé la fuerza para que tengamos la alegría del cristiano. No somos personas tristes, no estamos derrotados ni vencidos, el mal jamás podrá vencer al bien. Que la fuerza de Cristo presida nuestra vida, porque si Él está presente en nuestra vida ¿quién podrá contra nosotros? ¡Nadie! Ni siquiera la tentación más grande que nos pueda hacer perder el camino”, concluyó el prelado.
 Características del templo 
 La capilla, ubicada en Salta 1515, cuenta con un diseño transversal, con el fin de acercar a los fieles al altar. Los bancos se ubican de manera radial, con el altar en el centro visual del espacio. En el acceso al nuevo templo hay una cruz, y a sus pies un símbolo mariano.
 Los muros del templo son curvos. La ornamentación es mínima, al igual que el mobiliario, solo lo necesario para fijar la atención en lo que se está celebrando. En cuanto a la iluminación, se dispusieron distintos tipos de aberturas y vanos, que permiten según la hora y la época del año lograr distintas vivencias, queriendo atrapar la luz solar.
 El altar, confeccionado en cemento rústico tratando de manifestar a Cristo, la roca firme, fue elaborado de una sola pieza simbolizando que Cristo es uno. El tablero horizontal se encuentra biselado en los costados, como símbolo de la Gracia de Dios derramándose desde el altar sobre su pueblo. La base cóncava apunta hacia los feligreses.
 En el presbiterio, el altar se encuentra sobre el ichtus, símbolo que consiste en dos arcos que se intersectan formando el perfil de un pez, empleado por los primeros cristianos como un símbolo de su fe. El acrónimo de Iēsoûs CHristós THeoû hYiós Sōtér significa "Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador".+

 Texto completo de la homilía
Inauguración de la Capilla San Juan Bosco y Oratorio Salesiano de Avellaneda Lanús 
Homilía de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en la inauguración de la Capilla San Juan Bosco (1º de marzo de 2015) 

 Queridos sacerdotes, queridos fieles, queridos jóvenes: 

 ¡Hoy es un día de gran alegría! Como Obispo recuerdo cuando pusimos la piedra fundamental, estaba el P. Tony, después de la bendición nos preguntamos ¿cuándo llegaremos a ver la construcción de esta capilla? ¡Se ha logrado y felicito a los sacerdotes, a la comunidad, a los donantes, que fueron muy generosos en ayudar a la construcción y realización de esta capilla! Como siempre, el hombre hace las cosas pero siempre Dios se anticipa y dispone más. “Yo quiero estar con ustedes, no es voluntad de ustedes que Yo esté, sino Yo, Dios, quiero estar con ustedes” 
 Como Obispo de esta comunidad diocesana de Avellaneda Lanús, es una alegría estar hoy aquí y bendecir esta capilla. Su significado para la comunidad, para el colegio, para los padres, los alumnos, para todos, es: el Señor está presente aquí. Es muy importante venir a visitarlo, en los recreos, en otros momentos, organizarse para venir a tomar fuerza, a ser agradecidos, a tener fortaleza para vivir una vida más digna, de identidad cristiana. 
 La oración es la fuerza que Dios nos da para que vivamos con entusiasmo. Estoy convencido que, cuando Dios está ausente de su vida, el ser humano pierde el entusiasmo y se hace perezoso, no tiene ganas, vive “sólo el momento-sólo por hoy” y no tiene proyectos, no tiene ilusiones. La oración, el contacto con Dios, es la fuerza que nos da para poder modificar y cambiar aquello que tengamos que cambiar. El mundo está triste, sin entusiasmo, porque no sabe recurrir a la fuente y a la fuerza de la oración. 
 En la lectura de hoy, de la Transfiguración de Cristo, dice la voz del Padre: “este es mi Hijo muy amado, escúchenlo”; ¡y es ahí donde estamos identificados, somos uno y somos una comunión! Es por este misterio que Dios no ha privado a su Hijo del sacrificio, para darnos el perdón, el amor, la redención y la vida. La presencia de Cristo es la fuerza de nuestro apostolado, de nuestro testimonio, de nuestra vida. Si no lo siguiéramos a Él, perderíamos la ocasión fundamental de saber por qué vivimos, por qué tenemos una vocación y por qué somos cristianos. 
 Hoy los tiempos no están para tonterías, para superficialidades. Hoy, más que nunca, el mundo está pidiendo a gritos gente sabia, gente comprometida, que viva en serio, que sea coherente, que lo que digan sea sostenido por la propia vida. En las distintas etapas de nuestra vida, ya sea de alumnos, de padres, de compañeros, estén cerca, sean familia, ninguno está como excusado para no vivir este compromiso. 
 Creo que la oración será la fuerza de nuestra pertenencia y de nuestra identidad como seres humanos que somos, como cristianos que pertenecemos y como Pueblo de Dios que estamos santificados. Hemos recibido la vida como don; nadie nació por voluntad propia, la vida la recibió; fue llamado a la vida por amor de los padres y de Dios. Hemos recibido la fe cristiana también por iniciativa de Dios. 
 Hay dos momentos en nuestra vida del que siempre tendrán que decir “hemos recibido el don” y “debo ser agradecido”. Agradecido a Dios y a mis padres; a Dios que me ha hecho cristiano y que hizo un pacto, una alianza, conmigo. A partir de este momento “tú serás mi Pueblo y yo seré tu Dios”. El bautismo tiene que calarnos más hondo. No es un suéter, no es una camisa, no es una remera que uno se saca cuando se cambia. Hay cosas que no se pierden jamás, por eso a esta comunidad cristiana, salesiana y diocesana, le pido que no pierdan la identidad de ser buenas personas y de ser cristianos en serio. 
 Que María Auxiliadora nos auxilie para vivir intensamente nuestra vocación, y el Señor nos de la fuerza para que tengamos -como decía San Juan Bosco- la alegría del cristiano. No somos personas tristes, no estamos derrotados ni vencidos, el mal jamás podrá vencer al bien. Que la fuerza de Cristo presida nuestra vida, porque si Él está presente en nuestra vida ¿quién podrá contra nosotros? ¡Nadie! Ni siquiera la tentación más grande que nos pueda hacer perder el camino. 
 Que la Virgen María nos acompañe; que San Juan Bosco esté muy presente en nuestro corazón y que nosotros hoy tengamos un gozo que se trasunte y se convierta en obras y testimonio. 
 Que así sea. 

 Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

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